La Raya, la apuesta por las variedades de “frontera”
Alvear apuesta en su proyecto extremeño por la unión de variedades de uva que surgen en un territorio separado por una frontera política, con su nueva elaboración: La Raya.
A pesar de compartir la misma península, España y Portugal, como cita Pedro Ballesteros en su último libro Comprender el Vino (Planeta Gastro, 2021), son dos países que “se dedicaron durante siglos a darse la espalda (…) miraban cada uno por su lado, dejando La Raya como una retaguardia incómoda”. Pero, justo en ese espacio de separación, afirma Ballesteros, se dan ciertas variedades que no son ni portuguesas ni españolas, sino “de frontera”. Aunque la historia y su uso a uno y otro lado hayan terminado por identificarlas con una nacionalidad u otra.
Precisamente esas variedades de frontera, que a veces han quedado a uno u otro lado, a pesar de compartir mismas condiciones para poder ser cultivadas, son las que quiere destacar Alvear con la última creación realizada en Palacio Quemado.
El proyecto vitivinícola que iniciaran en el año 2000 las familias Losada-Serra y Alvear en la Alange (Badajoz) a unos 70 kilómetros en línea recta de la frontera con Portugal, surgió para resaltar la cultura vitivinícola de la zona, colindante con el Alentejo Portugués.
Ahora, esa puesta en valor se hace más patente con un homenaje a esa línea a través de su nuevo vino La Raya 2018. En su composición, cuenta mayoritariamente con la variedad trincadeira preta, y pequeñas aportaciones de Alicante bouschet y syrah. Según su enólogo Luís López, con amplia experiencia en bodegas portuguesas, la trincadeira es una uva que “no es muy amada” en Portugal, pero que en este enclave concreto ha dado muy buenos resultados, al no dar toques tan vegetales como suele hacer.
En cuanto a su elaboración, realizó la fermentación en depósitos de hormigón, y posteriormente una crianza en fudres de roble francés de 500 y 5.000 litros durante 18 meses, en total. Razón precisamente esta por la que se etiqueta como “Vino de la Tierra de Extremadura, a diferencia del resto de vinos de Palacio Quemado que lo hacen bajo la Denominación de Origen Ribera de Guadiana, pues la DO no contempla la crianza en fudres.
La Raya 2018 (20€) es un vino aromático y complejo, con una fruta muy presente, sedoso en boca y con persistencia. Ideal para disfrutar de una copa o armonizar con un amplio abanico de posibilidades.
El mimo también se deja ver en su etiqueta, donde hace un guiño más a esa “raya”, dibujando la frontera entre España y Portugal y los pueblos más destacados que la recorren.
Aunque en un principio, en la finca de Palacio Quemado hubiera tanto variedades típicamente españolas, como la tempranillo, así como portuguesas, la tendencia de futuro, según explica su enólogo, será apostar por las variedades portuguesas: “son las que darán identidad al proyecto a largo plazo” y ya realizan pruebas con variedades como la touriga franca o la bruñal.
Periodista especializada en el sector del vino.
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