Bolivia: elaborar vino donde todo el mundo deja de hacerlo
Los vinos bolivianos provienen de los valles que se encuentran a una altura superior a los 1660 metros sobre el nivel del mar, siendo las regiones principales para su cultivo las de Tarija y los Cintis, aunque existe producción en los valles de Samaipata, en Santa Cruz, Luribay, en La Paz, y en Vinto, en Cochabamba.
“Bolivia comienza a producir vino donde todo el mundo deja de hacerlo”- así definen la viticultura en este país andino desde la bodega 1750, ubicada en Samaipata, en los llamados Valles Cruceños.
La gran altitud de los viñedos permite la viticultura en estas latitudes, que se encuentran fuera de la franja que dibujan los paralelos 30 º y 50º sur, donde se sitúan el resto de zonas vinícolas del hemisferio sur.
La viticultura de gran altura
La viticultura boliviana tienen su origen en la época colonial, introducida por los españoles, aunque tuvo su resurgimiento en la década de 1970, años en los que se amplia la producción y se desarrollan los mercados internos. Posteriormente comienzan a exportarse los vinos bolivianos.
Actualmente, la producción de vino boliviana asciende a unos 20 millones de botellas anuales.
Las variedades más cultivadas son el Listan Negro, la Moscatel de Alejandría, y la Vischoqueña, esta última resultado del cruce de las dos primeras, siendo autóctona de Bolivia.
Tarija cultiva el 70% de la vid, seguido de Chuquisaca, Santa Cruz, La Paz, Cochabamba y Potosí, en alturas que van desde 1.660 hasta los 2.800 metros sobre el nivel del mar. Los vientos del norte en verano y del sur (llamados surazos) en invierno ayudan a marcar las estaciones. Esta altura aporta a la mayor intensidad en aroma a los vinos, debido a su mayor exposición directa a los rayos ultravioleta que favorece a la formación de un mayor número de moléculas aromáticas antioxidantes. Las pieles de las uvas suelen ser más gruesas.
Desde la bodega boliviana Campos de Solana, distribuida en España por Meddis, destacan también los altos valores de resveratrol en los vinos tintos bolivianos (sobre un 7,7) en referencia a los 1,4 que de media se observan en tinos españoles o los 3,2 en los canadienses.
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