Sancha: “El vino ecológico es un claro acercamiento a la naturaleza”
El enólogo, profesor e investigador Juan Carlos Sancha, uno de los paladines nacionales de los vinos ecológicos, se congratula se haber iniciado una lucha sin cuartel a favor de los vinos ecológicos en 1991, “cuando casi nadie creía en ello, convencido de que esta filosofía es un claro acercamiento a la naturaleza”.
Nacido y criado en la pequeña localidad riojana de Baños de Río Tobía, en el valle del río Najerilla, y con poco más de 1.700 habitantes, Sancha lleva 30 años defendiendo las prácticas ecológicas en el viñedo, apostando por las variedades autóctonas y luchando contra el cambio climático con la altura que tienen las cepas que plantaron su abuelo y su bisabuelo, algunas desde 1905. Se suma así a los productores riojanos amparados por el Consejo Regulador de la Producción Agraria Ecológica de La Rioja (CPAER).
Discípulo del catedrático de Viticultura, Fernando Martínez Toda, doctor e investigador universitario siempre ha defendido que la viticultura debe ser lo menos intervenida posible, “independientemente de donde esté”, aunque reconoce que es más sencillo practicar viticultura ecológica en las zonas más meridionales que en las que tienen una pluviometría más elevada.
“hay que trabajar los viñedos para hacerlos más resistentes a enfermedades y plagas, sin necesidad de atiborrarlos de insecticidas y fungicidas sistémicos”
Bodeguero de Ad Libitum con su línea de nuevas variedades, del proyecto de Peña el Gato con garnachas centenarias procedentes de siete parcelas y de los viñedos singulares Cerro La Isa Tinto y Blanco, el primero de garnacha, y el segundo de garnacha blanca, malvasía, turruntés y calagraño; Juan Carlos Sancha es uno de los pocos profesores que predican con el ejemplo y se suben al carro de la creación de sus propios vinos, siempre con la vitola ecológica.
Se muestra muy preocupado por la “enorme cantidad de herbicidas utilizados en las explotaciones vitivinícolas” y apuesta por adecuar las variedades autóctonas a su entorno, pasar las foráneas a un segundo plano y trabajar los viñedos para hacerlos más resistentes a enfermedades y plagas “sin necesidad de atiborrarlos de insecticidas y fungicidas sistémicos”.
“Además de ser ecológico (el vino) tiene que ser bueno o muy bueno”
Más preocupado de la calidad que de la cantidad, Sancha estima que no se ha dado al vino ecológico la misma acogida que a otros productos hortofrutícolas y recuerda que “aún persiste en algunos lugares la idea de que lo ecológico está por encima de la calidad porque en sus inicios primaba el discurso ambiental sobre el producto final y eso es un error. Además de ser ecológico tiene que ser bueno o muy bueno”.
Para él, la viticultura ecológica no es solo utilizar una serie de productos amparados por este tipo de agricultura, sino que hay que jugar con una visión más amplia: recuperar variedades ancestrales, que en su caso son ya más de una treintena; construir muros de mampostería en los alrededores del viñedo; poner plantas aromáticas y árboles frutales en el entorno… y crear un ambiente apto para el cultivo.
Frente a la decisión de las Administraciones de pagar planes de reconversión “que tanto daño han hecho eliminando cepas centenarias de enorme calidad”, Juan Carlos Sancha es decidido partidario de recuperar la viticultura tradicional dando valor al terruño, plantando variedades que, como la garnacha o el graciano, “fueron arrasadas en La Rioja, luchar contra un cambio climático que nos ha adelantado la vendimia cerca de un mes y subir la altura de plantación”, ya que cada 100 metros supone 0,7 grados menos. En este sentido, alaba la postura de sus ancestros por haber plantado en laderas entre 650 y 750 metros de altura con respecto al nivel del mar.
“las variedades autóctonas son lo suficientemente amplias para obtener diversidad”
Sin olvidar algunas variedades que se adaptan mejor en otros terrenos que en su lugar de origen, Sancha considera que las variedades autóctonas son lo suficientemente amplias para obtener diversidad e implantar uva apegadas e identificadas con el terruño. Y recuerda su esfuerzo con la recuperación de maturana blanca y tinta, tempranillo blanco, turruntés o calgraño. Un esfuerzo que, afortunadamente, tiene su recompensa.
El CPAER, al que Juan Carlos Sancha contribuye con su esfuerzo y dedicación, tiene como competencias el control, la certificación y la promoción de los productos ecológicos riojanos. Cuenta con 475 operadores que trabajan en más de 4.400 hectáreas acogidas con productos tan diversos como frutas, verduras, legumbres, setas y champiñones, embutidos y carne fresca, frutos secos, miel, huevos, panes, aceites de oliva, vinagres y chocolate, además de conservas. Y, por supuesto el vino, a cuyos productores anima Sancha a obtener la certificación si realmente trabajan por la agricultura ecológica.
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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