Lacrima Terrae: comunicadoras del vino de una nueva generación

Entrevistamos a las hermanas Alba y Sofía Atienza, responsables de Lacrima Terrae un proyecto de comunicación que consigue llegar a los nuevos consumidores de vino a través de las redes sociales. Fueron premiadas como “Personalidad Emergente en los IX International Wine Challenge Industry Awards 2024” y acumulan miles de seguidores en Instagram @lacrimaterrae, donde comparten sus conocimientos de una forma clara y sin tecnicismos.
¿Qué os llevó a dedicaros a la comunicación del vino?
No fue algo planeado. Durante la pandemia lanzamos un ecommerce de vino ecológico y abrimos un Instagram para darlo a conocer. Nuestra forma de hacer marketing para el ecommerce era hablar de vino y explicar conceptos como a nosotras nos hubiera gustado que nos los hubieran contado: sin tecnicismos, cercano, útil y sencillo. Cosas que pudiésemos aplicar en nuestro día a día. Eso conectó con mucha gente, la cuenta empezó a crecer y crecer y vimos que ahí había una oportunidad. Había mucha gente a la que le interesaba y le gustaba el vino, pero que no conectaba con la forma tradicional de comunicar el vino. Al poco tiempo cerramos el ecommerce y nos centramos en la comunicación, que además nos gusta mucho.
¿Qué significa vuestro nombre: Lacrima Terrae?
Lacrima Terrae significa “lágrima de la tierra” en latín. Es una metáfora muy bonita para decir “vino”, aunque con el tiempo nos hemos dado cuenta de que es un nombre poco marketiniano porque la mayor parte de la gente lo escribe o lo pronuncia mal ¡jajaja!
¿Cuál fue el primer contenido que tuvo una gran repercusión?
Nuestra cuenta empezó a crecer mucho cuando empezamos a hacer videos en los que salíamos hablando nosotras. Dentro de esto, los primeros videos que más triunfaron fueron el de “cómo abrir un espumoso sin sacarle un ojo a alguien” y los videos recomendando vinos de supermercado. En general triunfa el contenido muy útil y que resuelve problemas / necesidades que las personas que beben vino en el día a día.
Imaginad que no existiesen redes sociales: ¿Cómo sería vuestro trabajo?
Si no existieran las redes sociales probablemente no trabajaríamos haciendo comunicación para el mundo del vino por cómo surgió el proyecto. Pero si ahora nos quedáramos sin redes sociales, aprovecharíamos todo lo que hemos aprendido para ayudar a las marcas del sector a trabajar su estrategia de marketing y comunicación. De hecho, es algo que ya estamos haciendo al margen del contenido que creamos para la comunidad de Lacrima Terrae. Antes de dedicarnos al mundo del vino las dos trabajábamos haciendo consultoría estratégica para diferentes empresas del IBEX 35, y con la experiencia de marketing y comunicación que nos ha dado Lacrima era el siguiente paso natural.
Habéis recibido varios premios: Personalidad Emergente en los IX International Wine Challenge Industry Awards 2024 y Premio a la Cultura Vinícola de la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas… ¿qué suponen para vosotras?
Es todo un orgullo y un reconocimiento a nuestro trabajo. Nos hace especial ilusión que sean premios que vienen del sector del vino porque desde el inicio hemos querido hacer algo que ayudase al sector a acercarse al público general. Que sintieran que la comunicación que hacíamos era rigurosa y que, a pesar de simplificar los mensajes y quitarle capas de complejidad al vino, poníamos el producto y todo el trabajo que hay detrás en valor. Para nosotras esos premios son una prueba de que vamos por buen camino.
¿Cómo creéis que debería de ser la comunicación sobre vinos para que llegase el mensaje a los jóvenes?
En el sector se habla mucho de llegar a los jóvenes, pero nosotras defendemos que los jóvenes no son solo las personas de 20 años. Hablamos de toda la generación millennial que a día de hoy tienen hasta 45 años (lo que no significa que alguien por encima de 45 años no sea joven) y que también beben menos vino que las generaciones anteriores.
En esta línea, para llegar a todos los jóvenes para nosotras es clave:
– Poner siempre al consumidor en el centro y pensar en qué contenido le aporta valor y le resulta útil. Se podría resumir en pensar en “qué quiere escuchar” la gente en lugar de “qué le quiero contar”. Por ejemplo, con el tema del terroir, la mayor parte de la gente no entiende lo que es, y le da igual si el vino se ha hecho con uvas de suelos calcáreos o arcillosos. Para poner en valor el terroir hay que pensar cómo influye en la experiencia de quien se va a tomar ese vino.
– Aportarle valor y darle información útil que puedan aplicar (por ejemplo, no decirle que el blanco se toma a 6-8º y el tinto a 12-14º, si no decirle que meta en la nevera tanto tiempo el tinto y tanto tiempo el blanco).
– Hablar con un lenguaje cercano y sencillo que pueda entender cualquiera, tenga el nivel que tenga.
– Utilizar ejemplos cotidianos que todo el mundo entiende (por ejemplo, explicar los vinos y las uvas a través de géneros musicales).
– Quitarle complejidad y desmitificar temas para que a la gente no le intimide el vino.
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