Frederic Galtier de Concours Mondial de Bruxelles: “Es una competición capaz de reinventarse cada año en una ciudad”
¿Podrías hablarnos del recorrido del concurso?
El concurso se inició en Bélgica en 1994. Su historia es un asunto de familia. Una familia belga: los Havaux. Louis, Baudouin y ahora Quentin, que aportan cada uno su propia sensibilidad y ambición al certamen. Creo que lo que distingue al Concours es sobre todo su aspecto internacional, también su rapidísimo compromiso con la tecnología y la investigación: primero con el Instituto de Estadística de la Universidad de Lovaina para procesar las puntuaciones y modelizar los perfiles de nuestros catadores, después con la start-up WineSpace para procesar los comentarios en varios idiomas y generar comentarios y una rueda de aromas. Por último, el hecho de que el Concurso dé la vuelta al mundo, lo que no fue una decisión fácil de tomar dadas las dificultades técnicas que conllevaba, pero creo que se ha convertido en su seña de identidad: es el único certamen de nuestro sector y de esta envergadura capaz de reinventarse cada año en una nueva capital y de visitar las regiones vitivinícolas más prestigiosas o prometedoras.
¿Puedes explicarnos como es toda la organización del concurso?
Es una máquina compleja pero bien orquestada. Sobre todo, teniendo en cuenta que la competición es itinerante. Cada año el equipo es nuevo y el idioma de trabajo cambia. El año que viene, por ejemplo, nos vamos a México, mientras que este año viajamos a Croacia. ¡Es una diferencia muy grande! Las ediciones se preparan con un año y medio de antelación, para encontrar los escenarios, que cada vez son más grandes, y contratar al equipo de catadores. Siempre hacemos hincapié en la región o el país anfitrión, para que haya un catador nacional en cada panel. Después, junto con una escuela de hostelería local, programamos el fantástico ballet que garantiza el impecable servicio de los vinos que nos confían las bodegas. El concurso se organiza en 3 mañanas de degustaciones, y la región anfitriona ocupa un lugar de honor la víspera y por las tardes del evento para promocionar su cultura del vino y su gastronomía. Es una invitación a viajar, y cada catador es un embajador tanto del Concurso como de la región que visita.
Y después de los resultados, ¿En qué mercados se posicionarán los vinos?
Desde que empecé a representar al Concurso en España (en 2006), los comentarios de las bodegas han sido muy variados. Sabemos que los resultados del concurso, una vez hechos públicos, son utilizados por multitud de distribuidores e importadores para buscar nuevos proveedores. Así que es una herramienta fantástica para la promoción internacional. Pero también en el mercado español los compradores son sensibles a este tipo de distinciones, que pueden mejorar las ventas en los lineales hasta un 30%.
Cuando hablamos del concurso de Bruselas ¿qué prestigio y ventajas puede ofrecer a los vinos que se presentan?
El CMB es un concurso veterano que combina tradición, ambición y método. Es un evento realmente excepcional, que ha basado su reputación en la seriedad, un apasionante diálogo entre culturas y concepciones del vino, y la imparcialidad. Nadie tiene el monopolio de la definición de lo que es un buen vino. En el Concours se busca el consenso en torno a la mesa, entre diferentes perfiles profesionales y, sobre todo, diferentes culturas y nacionalidades. Es una experiencia muy enriquecedora, y los vinos que superan esta formidable prueba son realmente destacables.
Frédéric Galtier es diplomado en Sociología (Universidad de Montpellier) y Relaciones Internacionales (Instituto de Estudios Políticos de París – Sciences-Po), desde 2006 representa al Concours Mondial de Bruxelles en España.
Delegada Cataluña Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino AEPEV – FIJEV.
Enóloga, Sumiller, Experta en catas, Analista de Productos Agro-alimentarios, Escritora y Poeta.
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email