El mercado mundial del vino arranca despacio y con algunas turbulencias
Los precios de la energía y los insumos, unidos a la fortísima inflación que en el caso de los alimentos supera el 13% en países como Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Suecia, Italia o España, empujan a una ralentización de las operaciones comerciales de vino en todo el mundo, según diversos informes internacionales. mercado mundial del vino
El repaso mensual de la operadora transnacional Ciatti indica que el mercado comienza a moverse “pero aún muy despacio” como consecuencia de las adversidades antes descritas, hecho que ha empujado a un menor consumo de vino, con excepción de Brasil, que lleva creciendo ininterrumpidamente desde 2017.
Pese a la espectacular caída de la producción en el hemisferio sur, cuyas vendimias ya han terminado, las operaciones importantes no acaban de arrancar.
No hay que olvidar que Argentina tiene una de las peores cosechas del siglo con una bajada del 30-40%, que Chile se debate, por una gravísima sequía, en una reducción que oscila entre el 15% y el 25%, que Australia y Sudáfrica reculan de forma considerable por encima del 10%, mientras el ciclón Gabrielle ha arrasado 140 hectáreas en Nueva Zelanda.
Este escenario se complica aún más con la política de los supermercados populares, que trasladan buena parte de los costes de insumos e inflación tanto a los consumidores como a las propias bodegas.
Por el contrario, sube como la espuma el consumo de vinos parcial o totalmente desalcoholizados por la tendencia hacia una vida más saludable de buena parte de la población, por el excelente trabajo de los lobbies antialcohol, que están sirviendo fielmente a quienes les ayudan, y por el rechazo de determinadas autoridades sanitarias, con la OMS (la misma organización que se cargó el aceite de oliva y el pescado azul) a la cabeza.
Nuevos envases como la lata comienzan a ser populares, especialmente en los países anglosajones, y comienzan a cotizar de forma atractiva en los mercados más selectos.
Las preferencias mundiales de los consumidores pasan por los blancos monovarietales chilenos, especialmente el Sauvignon blanc, por los rosados y blancos genéricos españoles, por el prosecco, el pinot grigio, los blancos genéricos (generalmente de trebbiano) y tintos de Valpolicella en Italia y por los vinos de la variedad cabernet sauvignon de Napa Valley.
Otros vinos demandados son los chenin blanc y los sauvignon blanc sudafricanos, el Sauvignon blanc neozelandés, uno de los vinos blancos más cotizados en el mundo, o el malbec argentino.
En el lado opuesto se sitúan los tintos franceses, que exigen a voz en grito una destilación de crisis, a la que se suman los productores españoles. Sorprende la paralización de ventas en zonas como Burdeos, Languedoc-Rosellón o Valle del Ródano, el tempranillo y la garnacha españoles o el carménère chileno. Una situación que no parece arreglar las perspectivas de cosechas bajas o moderadas, ya que el vino almacenado continúa siendo demasiado. mercado mundial del vino
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
También te puede interesar
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email