Botas de Barro, homenaje al patrimonio vitivinícola español
Los viñedos viejos, centenarios o pies francos en algunos casos, son uno de los tesoros enológicos de nuestro país. Cepas cuyos frutos se pueden degustar en la actualidad, gracias al trabajo y esfuerzo de viticultores dedicados. A esas personas y a esas viñas hace homenaje la colección Botas de Barro, seis referencias para pasear por el rico patrimonio vitivinícola de España.
El objetivo de este proyecto es elaborar vinos a partir de viñedos cuidadosamente seleccionados, por su edad y excepcionalidad. Botas de Barro está compuesto por seis referencias de viñedos antiguos, en ocasiones centenarios, de seis denominaciones de origen. Una selección para representar una amplia zona de la geografía española, respetando las variedades autóctonas y tradicionales, para ofrecer al consumidor “una expresión muy muy divertida y amable” de cada zona, tal y como afirma Álvaro Martín, enólogo del proyecto. De esta forma, se hace un recorrido por Ribera, con la Tinta fina; Rioja, con Tempranillo; Jumilla, con la Monastrell; Almansa con la Garnacha tintorera; Rueda con la Verdejo; y Toro con la Tinta de Toro.
Esta colección supone un homenaje a los viticultores que los han conservado y cuidado para que puedan llegar hasta nuestros días. De hecho, el nombre de la colección surgió de una pregunta: ¿Cuántas botas han sido necesarias a lo largo de los años para trabajar estas viñas?
No hay una respuesta clara, pero han querido reconocer el esfuerzo de estos agricultores, primero, con el nombre, Botas de Barro; segundo con la imagen de cada botella, que corresponde con las botas, en la mayoría de los casos, de la persona que las ha utilizado para trabajar las viñas; y tercero, con la transmisión de la historia que hay tras cada par de botas, como la de Pedro, octogenario perteneciente a la 4º generación de viticultores de su familia en Jumilla, o las botas que aparecen en la etiqueta de la D.O. Toro, de Antonio, con más de 30 años de experiencia y que aún trabaja las viñas, o las del más joven de todos ellos, Rubas, de 33 años, desde Ribera del Duero, que ha cogido el relevo de su padre y de su abuelo.
Un reconocimiento más que merecido pues “cada uno de los viticultores homenajeados con este proyecto son personas trabajadoras e implicadas al 100 % con la viña”, como declara el enólogo del proyecto.
Esta selección supone una pequeña pero destacada representación del mapa vitivinícola español. Aunque tal y como comenta Martín: “España es muy grande y cuenta con una amplísima variedad enológica, tanto por variedades autóctonas, como por las foráneas”. Entre sus proyectos de futuro, a medio plazo, está elaborar en más zonas, como Bierzo, Rías Baixas, Ribeiro o Priorato, pero “seguramente, no serán Botas, sino otra marca”. Aseguran ser “un equipo ilusionado y enamorado del vino y de España”, que trabaja “para sorprender a los consumidores”, y por ello están seguros de que, con el tiempo, verán la luz otros proyectos “aún más concretos, pero igual de divertidos, bien con variedades, bien con zonas, bien con crianzas, bien con la mezcla de varios factores”.
Aunque no hay que esperar para ver otros proyectos, pues también tienen otras elaboraciones entre manos, como Mi Tractor Azul, que califican como “un divertidísimo vino joven de Toro”.
Las etiquetas de Botas de Barro están presente en países como EE.UU, Canadá, Reno Unido, Francia, Suiza, Polonia, Estonia, Holanda o Singapur, a la espera de entrar, en breve, en varios más. “Cada vez hay más cultura del vino fuera de nuestras fronteras, y poco a poco va aumentando el interés, la curiosidad y la búsqueda de aromas, sabores diferentes” afirman desde Botas de Barro.
Una colección para dar a conocer la herencia vitivinícola de España, dentro y fuera de nuestras fronteras, gracias al trabajo de generaciones pasadas y el interés de las nuevas generaciones.
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Susana Molina
Periodista
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Periodista especializada en el sector del vino.
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