Enoturismo: nuevas formas de desarrollo para el mundo del vino

El enoturismo constituye un nuevo modelo de negocio para el mundo del vino. Una oportunidad para acercarse al consumidor y difundir su cultura, su historia, a través de la experiencia. Las iniciativas surgen por decenas, pero es necesaria una profesionalización del sector, así como la unidad del mismo, para lograr que sea una herramienta potente de futuro.
En las últimas semanas el enoturismo ha sido protagonista de varios foros, como el IX Congreso Nacional de Enoturismo o el Winetech Forum 2016.
En la actualidad “estamos en un momento de madurez imperfecta del enoturismo”, tal y como afirma Reyes Ávila, director de Antar Estrategias, porque “ya tiene un recorrido, pero la mayoría son propuestas donde se buscaba una máxima rentabilidad, en poco tiempo y sin una inversión en innovación en ella”.
Se ha ido experimentando en un nuevo terreno, que poco a poco está comprendiendo que el enoturismo debe pensarse en términos de ocio. Un punto importante, porque es precisamente el ocio en lo que el consumidor invierte más y con menos reparos el dinero; es un ámbito de disfrute. En este sentido, debe entenderse como “una cuestión de experimentar en torno al vino; considerar el vino como una experiencia; una experiencia que esté contenida en la bodega” declara Ávila. Un turismo de experiencias, donde además se incorpora la variable del vino, como corrobora José Antonio Vidal, presidente y fundador de la Asociación Española de Enoturimo (AEE). Hace de puente entre el turismo y el mundo del vino, “es una oportunidad para ampliar el conocimiento del vino y también el sector turístico”, explica desde el MAGRAMA su subsecretario Jaime Haddad. Y además, como comenta Rafael del Rey, no sólo es bueno para las bodegas y la cultura del vino, sino para el turismo rural y de interior, y la economía de las zonas donde se desarrolla.
Es un proceso complejo que, aunque contenido dentro del entorno donde se elabora el vino, no es igual que hacer vino. Es necesario invertir para desarrollar esta herramienta de forma profesional, pues es una vía de oro para acercar el vino y su mundo al consumidor.
El enoturismo constituye una oportunidad para fidelizar al consumidor y difundir la cultura de vino. La bodega puede contar su historia, elaborar un relato (honesto) que no se agota con el vino, para conectar con el consumidor, a través de una experiencia. Si es grata, el consumidor no olvidará la buena experiencia vivida en torno a ese vino o esa bodega. Esto permitirá, por tanto, fidelizar al consumidor, posicionando la bodega en la mente del cliente.
Además de crear imagen de marca, tras una buena experiencia, será el momento en el que el enoturista tenga mayor disposición de compra. Estos beneficios varían según las bodegas, pero es una de las ventas que más margen de ganancias aporta, al evitar transporte e intermediarios.
Negocio de futuro
Es un sector con grandes posibilidades de desarrollo y potencial de crecimiento, “el enoturismo es un entorno productivo en sí mismo que debe desarrollarse hasta donde tu demanda te permita”, así lo explica Reyes Ávila. Hay que tener en cuenta la segmentación y ofrecer experiencias adaptadas a cada tipo de público, en función de sus expectativas, inquietudes y preferencias. Y, continúa, “El consumidor escoge en función de las posibilidades que tiene; cuantas más tenga a su alcance mejor”.
“A la hora de desarrollar una oferta enoturística, habrá que pensar en qué tipo de bodega se quiere ser, qué se quiere transmitir, qué va a despertar interés y qué va a generar una mayor compra y fidelización”, aconseja Ávila, “eso sí, es importante buscar la rentabilidad y dar un valor al trabajo realizado”.
Una herramienta para despertar el interés del público nacional, para fomentar el consumo y la cultura del vino, elevando así las cifras de consumo interno que son deprimentes para uno de los mayores productores como es España. Pero no sólo es atractivo a nivel nacional, el alto interés de los turistas extranjeros por la gastronomía de nuestro país, con más de 68 millones de turistas al año, abre grandes posibilidades a este sector. Además, independientemente de su nacionalidad, este tipo de actividades atrae a un turismo de calidad, movido por inquietudes culturales y con capacidad económica.
Unión para el desarrollo del Enoturismo
Cada vez hay más ofertas enoturísticas, donde se pueden encontrar paseos en globo, catas armonizadas, exposiciones artísticas, picnics, paseos en bicicleta, conciertos de todo tipo de música, o visitas a bodegas, viñedos y museos temáticos, por citar algunos ejemplos. Iniciativas que han surgido de forma individual desde las bodegas, a base de ensayo y error, con la propia experiencia como fundamental fuente de conocimiento.
En este contexto, desde la Asociación Española de Enoturismo, que en pocos meses de andadura ha logrado más de 180 miembros asociados, resaltan la necesidad de la unidad y la profesionalización, para el éxito de este nuevo modelo de negocio. Por ello, la AEE quiere ser una plataforma de conocimiento para el desarrollo del sector: investigar, innovar, profesionalizar el sector y lograr mayor competitividad. Es decir, “trabajar juntos, con generosidad en un sistema inclusivo”, como afirma su presidente, para evitar la división que se da actualmente en el enoturismo.
Además de la AEE hay otros proyectos como las rutas del vinos, ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino) e incluso proyecto de crear una organización mundial del enoturismo. Aunque la clave para el éxito del desarrollo de todas sus iniciativas será la coordinación entre todas ellas, como menciona Rafael del Rey.
![]() |
Susana Molina
Periodista
|

Periodista especializada en el sector del vino.
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email