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Para poca salud, ninguna

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Para poca salud
Para poca salud

Leo que las instituciones europeas lo pondrán difícil en las futuras campañas de promoción del vino, ya sea para fomentar su consumo moderado entre personas adultas o para acciones en terceros países, donde la OCM parece que tiene anunciado su fin para 2018,

en lugar de para 2020, como se tenía previsto inicialmente en un “que viene el lobo” que algún día nos pillará por sorpresa.

Se quejan desde la Federación Española del Vino (FEV) que todo indica que en Bruselas pondrán cortapisas a campañas de promoción del alcohol, por mucho que el vino tenga la categoría de alimento, porque nadie puede negar que tiene alcohol y de “demonizar” el vino estamos ya un poco hastiados.

De poco sirve, como he mantenido en esta columna en reiteradas ocasiones, que intentemos enseñar sólo la patita por debajo de la puerta, porque al final tendremos que reivindicarnos como el primer productor del mundo y gritar a los cuatro vientos que el vino es cultura y que forma parte de la dieta mediterránea, por mucho que hubiera una fundación que casi lo deja fuera de este paraguas alimenticio.

Se dice en la noticia de “elmundovino.com” que, a juicio de la FEV, la campaña “Quien sabe beber, sabe vivir” ha sido un éxito. Pero lamento no estar de acuerdo, porque no veo que haya tenido mucho poso y quizás porque en nuestra sociedad actual, desgraciadamente aún, todo lo que no sale en televisión no tiene los impactos y los grps o impactos necesarios como para que genere recuerdo espontáneo en el conjunto de la opinión pública. Y sí sé de primera mano que siempre se ha tenido especial cuidado para granjearse el apoyo del Ministerio de Sanidad con mensajes muy estudiados sobre concienciación y promoción de las bondades del vino. Y eso a pesar de que nuestra nueva religión, la ciencia, no se pone del todo de acuerdo a la hora de enumerar las ventajas de una ingesta moderada de vino como producto natural fermentado del zumo de uva y que nada tiene que ver con esos destilados, aunque algunos de ellos estén muy de moda y generen corriente sin preocuparse en el precio.

Por eso mantengo que es lícito que proclamemos a los cuatro vientos, sin tener que poner sobre la mesa como contraprestación lo del uso de sacarosa en los productores del norte de Europa que no disfrutan de nuestras horas de sol, que el vino es un alimento, que tomado con moderación entre adultos tiene una serie de virtudes y que, paradójicamente, en los lugares donde hay Cultura del Vino apenas hay alcoholismo, pese a que haya que luchar fuertemente contra esta lacra social que encierra innumerables vivencias desagradables.

¿De qué nos sirve entonces ser la punta de lanza de los países productores de la bebida báquica?; ¿realmente le sacamos partido a esta circunstancia para que se nos oiga en los principales foros comunitarios?, ¿no sería mejor proclamar a los cuatro vientos que hablamos de una bebida milenaria con fuertes raíces religiosas y que es una de las bases de una dieta sana de la que formamos parte?

Por más vueltas que le demos, necesitamos ayuda en esta empresa, porque, en mi opinión, tampoco nos ha servido –ni nos está sirviendo- dulcificar un mensaje para la promoción del vino en el seno de la Unión Europea en este “quiero y no puedo” de tratar de divulgar la Cultura del Vino desde el punto de vista de la concienciación, sin tener en cuenta la base. Porque es un sector del que viven miles y miles de familias y que tendría que tener un hueco curricular en el aprendizaje de nuestros pequeños. En este sentido, he asistido a numerosas vendimias para niños y otras acciones que pueden posibilitar que nuestros pequeños puedan acercarse, llegado el momento, a la Cultura del Vino.

No sé, no obstante, si sería mejor no cortarse un pelo y apostar por lanzar mensajes sin ningún tipo de cortapisas, siempre abogando por el consumo moderado en edad adulta, visto lo visto, porque, como suele decir mi padre, “de cobardes no se ha escrito nada” o “para poca salud, ninguna”.

 

 

José Luis Martínez Díaz  
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.

 

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