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Mentiras, verdades, medias verdades y estadísticas (o encuestas)

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En la variedad está el disgusto
En la variedad está el disgusto

En ese cajón de sastre que son las frases atribuidas a Winston Churchill está la que encabeza este escrito. Por suerte uno tiene un familiar que trabaja en el Instituto Nacional de Estadística y me ha enseñado a “leer” lo que se publica por ahí.

La primera regla es desconfiar de los titulares de prensa, intentan llamar la atención para atraer al lector, todos los que escribimos lo hacemos. La segunda es ir a la ficha técnica y a los datos ya que hay muchas maneras de sesgar, más que de manipular, los resultados. La tercera que la “cocina” es necesaria, ya que los encuestados mentimos mucho. La cuarta es que lo importante son las tendencias y por tanto debe haber una consistencia en la metodología.

La semana pasada el boletín diario de El Correo del Vino se hacía eco de la publicación en el diario ABC de un artículo sobre la Encuesta Nacional de Salud en España en el apartado de consumo de alcohol. Como el titular era El consumo tradicional de un vino o cerveza diaria cae 10 puntos en cinco años me preocupé de ir a la fuente que es un estudio del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y me llevé la grata sorpresa de que el aforismo del famoso político británico tiene excepciones.

El informe, demasiado amplio para un análisis exhaustivo aquí, es riguroso tanto en sus fines como en el reconocimiento de sus carencias. Estudia la frecuencia de consumo de alcohol, consumos medios, consumo de riesgo, edad de inicio en el consumo y la frecuencia de consumo intensivo. También analiza las dificultades de medir correctamente, bien sea por la “infradeclaración”, por cuestiones metodológicas –falta de uniformidad- o por las diferencias de consumo por razones regionales, de edad, etc. Por tanto, para ir a resultados absolutos habría que cruzar los resultados con datos fiscales o de comercio, pero como medida de tendencias es una buena herramienta.

Más interés tiene la segmentación por edad, sexo, clase social, país de origen, comunidad autónoma, nivel de estudios ocupacional y las estudia de manera interrelacionada. No voy a entrar en los datos sobre el nivel de consumo de alcohol ya que, aunque es un tema importante sin duda, debe ser tratado por expertos en medicina, psicología, adicciones… y ese jardín no es el mío. Pero la distribución del tipo de bebida es francamente interesante.

Voy por otro lado:

Figura 11 – Distribución del consumo (en copas) por tipo de bebida y grupo de edad. Población adulta (15 y más años) que consume bebidas alcohólicas habitualmente. ENSE 2011/12, MSSSI/INE

“Mientras que en el consumo global las diferencias según sexo son poco llamativas, los patrones de consumo son completamente diferentes al analizar según la edad. El número de copas que beben los jóvenes de 15 a 24 años se reparte en cantidad similar entre cervezas (45%) y combinados (43,3%), y solamente un 7% de las copas son de vino, que ocupa a gran distancia el tercer lugar. En el grupo de 25 a 64 años la bebida más consumida con diferencia es la cerveza (53%), seguida del vino (33,4%) y del whisky/combinados (9,3%). En cambio, en el grupo de 65 y más años destaca el consumo de vino (69,4%), seguido a gran distancia de la cerveza (22,7%), y el resto de las bebidas alcohólicas está por debajo del 3%”.

Aquí mi gran duda ¿es el vino un producto generacional o estamos ante un cambio de hábito? Este dato es suficiente para encender alarmas de todo el sector del vino, ya que si se añade la bajada del consumo en los últimos años resulta que se nos van muriendo los clientes y no parece que hagamos nada por encontrar repuesto. Dejo otra perla: “Los jóvenes beben de forma diferente. Los datos de la ENSE 2011/12 confirman que consumen cantidades elevadas de alcohol, -generalmente destilados y/o cerveza-, concentrado en los fines de semana. Este patrón era característico de los países del norte de Europa, pero hoy en España el promedio de alcohol que se consume el fin de semana es casi 20 veces mayor que entresemana en los bebedores más jóvenes.”

Y esta otra “El consumo medio estimado de alcohol en España ha disminuido de forma constante en las últimas décadas, y esta tendencia se observa –aunque atenuada-, en los indicadores derivados de la ENSE, al igual que en la encuesta EDADES o en las fuentes agregadas, como los impuestos especiales de la Agencia Tributaria o el panel alimentario del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (…) En la Encuesta Europea de Salud (2008), solo dos países –Hungría y Malta- de los 15 participantes declararon mayor porcentaje de abstemios que España (…) Además de la cantidad de alcohol consumida, el tipo de bebida alcohólica parece estar relacionado con el riesgo de producir efectos negativos sobre la salud, siendo mayores las consecuencias a mayor graduación (…) Mientras en los más jóvenes el número de copas se reparte casi totalmente entre la cerveza (45%) y los combinados (43,3%), entre los mayores, siete de cada diez copas son de vino. Esta distribución por tipo de bebida es la misma que se ha observado en EDADES. En conjunto parece estar produciéndose en Europa una convergencia en la cuantía y hábitos de consumo de alcohol”

Esto indica que la población joven consume de manera más nociva y mientras tanto las campañas, como la fantasmagórica “Quien sabe beber, sabe vivir”, están limitadas a mayores de 25 años, comprobadlo en la web Quien sabe beber, sabe vivir ¿No estarán errando el tiro –y tirando el dinero- las administraciones? Por otro lado, las empresas deben tener claro hacia dónde dirigir sus departamentos de marketing ¿fidelizar clientes ancianos o captar jóvenes? Se han hecho estudios sobre los consumidores de vino, pero de este informe se puede obtener mucha información sobre los bebedores que no beben vino.

Ya deberían estar instituciones y bodegas insistiendo en campañas para reconducir el consumo, por otra parte inevitable, de alcohol, hacia hábitos y productos más saludables antes de que los talibanes nos traigan otra Ley Seca.

 

 

Javier Escobar  
Químico Industrial y Enólogo
 

 

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