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¿Sabemos poner en valor a nuestro RR.PP.?

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Para poca salud
Para poca salud

¿Qué valor debemos dar a un trabajador que nos representa en todo momento, al que dejamos la responsabilidad de ser la primera línea cuando recoge a un importante cliente, un socio, un posible inversor o a un periodista especializado,

que organiza todos los actos sociales de la bodega y las ferias y presentaciones o que vela por que la impresión que se llevan nuestros visitantes siempre sea la mejor posible, entre otras tareas llenas de múltiples detalles?

Pues sí, un gran profesional en este ámbito no tiene valor, máxime cuando en esta labor tenemos que aparcar nuestros problemas puntuales y dar lo mejor de nosotros mismos, porque siempre se actúa y se interactúa, sabiendo cambiar de registro, amoldándose a la audiencia que tengamos en cada momento concreto para poder integrar a toda nuestra audiencia.

Los buenos profesionales realizan funciones más allá del estereotipo que muchos tienen de los Relaciones Públicas, a los que identifican exclusivamente con aquellos que reparten “flyers” a la entrada de una discoteca o un restaurante, con atuendos para llamar la atención y atraernos al establecimiento que, normalmente de forma eventual, le paga, aunque, en mis más de diez años de experiencia en funciones de este tipo, he visto como se hacen juegos de palabras con esta posición de forma peyorativa ante la ambigüedad del término.

Visita BodegaLos Relaciones Públicas de las bodegas, que suelen compatibilizar esta tarea con la comunicación o el marketing o incluso la administración tienen que conocer al dedillo nuestros vinos y saber cómo se prepara una cata, dependiendo para el fin o el auditorio que sea o una degustación comentada o un maridaje, en el caso de que nuestra bodega esté preparada convenientemente para el enoturismo y dispongamos de restaurante propio.

La verdad es que la inmensa mayoría de la gente no ha tenido oportunidad de participar en una cata con su ritual y es algo que agradecen enormemente y que no olvidan, si el maestro de ceremonias es hábil y sabe jugar con sus sentimientos, con sus recuerdos olfativos y con sensaciones únicas.

Pero lo que puede ser envidia de muchos, llega a cansar. Según la actividad de las bodegas, muchos de estos profesionales comen o cenan numerosísimas veces fuera de casa y les toca trasnochar y, a veces, están obligados a no mirar el reloj, cuando seguramente les gustaría estar acurrucados en casa junto al televisor o disfrutando de una comida en familia. Como he comentado en otras ocasiones, un buen Relaciones Públicas es aquel que no siempre está en guardia y, si es necesario, hablará con normalidad sin disculpar absolutamente todo para que no demos la impresión de que somos “autómatas” que sólo sabemos destacar lo mejor de la compañía porque estamos en nómina. Esto nos hace más humanos y permite una mejor interacción con nuestros invitados.

Un buen Relaciones Públicas velará porque se cumplan los objetivos de imagen de la compañía para transmitir una imagen impoluta de nuestros directivos, que han de corresponder con misivas o con detalles en forma de vino a aquellos empresarios con los que haya coincidido en diferentes foros, en los que incluso habrá tenido que negociar la ubicación de las mesas o conocer de antemano la procedencia de los comensales. Deberá conocer a los principales políticos y actores sociales de cada zona y disponer de una amplia base de datos de contactos diversos. Animará al envío selectivo de muestras o nuevos productos a directivos, periodistas especializados o canalizará incluso la relación con sus propios empleados, algo que he podido conocer de primera mano en mi experiencia en Félix Solís Avantis durante seis intensos años.

Tampoco dejará nada al arbitrio de la casualidad en la organización de todo tipo de presentaciones o ferias, donde lo realmente importante es la experiencia e intentar que sólo nos falle uno o dos detalles de los más de cien que hemos tenido en cuenta en la organización previa y en el desarrollo de un evento. La actitud a la hora de llevar a “gente importante” al stand es también otro punto a tener en cuenta, pudiendo marcar el tempo de la actividad en todo momento.

Por todo lo anterior, y muchas cosas que he obviado para no extenderme demasiado, debemos ser conscientes de que los Relaciones Públicas son unos empleados sumamente importantes por la función que desarrollan, pero ¿los ponemos en valor como se merecen?

 

 

José Luis Martínez Díaz  
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.

 

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