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Vivanco

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Para poca salud
Para poca salud

Hace unos días leía en un medio económico a Santiago Vivanco asegurando que en su familia no se daban las célebres disputas de la conocida serie americana “Falcon Crest” y que, por tanto, su saga se alejaba de este cliché televisivo.

Y lo decía al tiempo que su Museo y Bodega–uno de los centros temáticos más laureados del mundo- estrenaba nueva imagen corporativa, donde desaparece formalmente la palabra “Dinastía”, algo que aporta, sin duda, más frescura y modernidad. Además, se acentúa la personalidad de toda una familia bodeguera, fraguada a través de cuatro generaciones, con letra personalizada y en minúscula, acabando con ese exceso de parafernalia en el que casi todos coincidimos que ha caído el mundo y la Cultura del Vino.

Desde luego, las peculiaridades de algunas familias vinateras se han exacerbado en series como “Gran Reserva”, algo que generó incluso una queja formal de la Federación Española del Vino, pero, desgraciadamente, hay numerosos casos de orgullo extemporáneo que cimentan esa labrada fama de “Richards” y “Ángelas” Channing. Por esto mismo, son de agradecer grandes pasos formales y dar un paso al frente, como ha hecho Vivanco.

En el trato que he tenido con los Vivanco, he de refrendar que son una familia entrañable, con una indudable inquietud artística y que han sabido hacer las cosas muy bien, ejemplificando toda la sapiencia adquirida en un magnífico templo monoteísta del vino.

Conocí a Santi Vivanco a inicios de 2002, cuando estaba preparando el I Congreso de Museos del Vino en España como Director del Museo del Vino de Valdepeñas y la parte museográfica de Briones estaba desarrollada tan solo en infografías y en la ingente cantidad de piezas etnográficas que fueron recopilando durante decenas de años. Me sorprendió la cercanía de Santi, que fue de los primeros en atendernos, cuando el cónclave de museos del vino era solo un proyecto, que más tarde fue respaldado por el MAPA, con 3 millones de las antiguas pesetas, lo que propició la génesis de la actual Red de Museos del Vino de España.

Más tarde, tuve otro encuentro en el que pude pasear por las entrañas de la zona visitable para profesionales y la zona noble donde tienen lugar las visitas institucionales, junto a su esposa, pudiendo degustar el vino que disfrutaron en su propia boda. Aún guardo el ejemplar del libro “Racimo”, del que es coautor, con dedicatoria incluida, adquirido en esta visita. La inquietud artística siempre ha estado presente en Santi, respaldada por la visión pictórica de su madre y por su gusto por las civilizaciones antiguas y las Humanidades, algo que se palpa en muchas de las obras de arte y colecciones, de entre las que destaca la ingente recopilación de sacacorchos de todos los tipos y maneras.

Un año más tarde, presentó en Valdepeñas el proyecto del actual Museo y, como anécdota, me transmitió su inquietud por comprar una galera de vendimia manchega, algo en lo que pude ayudarle de primera mano, consiguiéndosela casi de inmediato. A cambio, en el museo valdepeñero puede contemplarse, en depósito, una impresionante prensa de lagar de cuerda o una estufadora, entre otras piezas.

Sin duda, Vivanco –o como ellos quieran llamarse- es un referente en Cultura del Vino y en grandes vinos, máxime cuando generaron una gran expectativa en sus vinos –división a la que se dedica en cuerpo y alma su hermano Rafael- bastante antes de que se lanzaran, como una magnífica campaña de Marketing cruzada, que toma forma física en la zona del museo en donde se funde con la espectacular sala de barricas.

Está claro que para un proyecto de este tipo se necesita un gran fondo de armario económico, aunque también un enorme gusto artístico, las ideas muy claras y el reposo que dan los años; porque, en ocasiones, se tiene dinero, pero no se tiene gusto; o incluso se tiene dinero y gusto, pero se quiere ir muy rápido… y las cosas, como el buen vino, requieren su tiempo. Y, como en la vida, salvo en raras excepciones, no se puede tener todo.

 

 

José Luis Martínez Díaz  
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.

 

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