Parece que estas utilizando un bloqueador de anuncios

Para poder mantener este portal de forma gratuita necesitamos la publicidad. Por favor desactivar el Adblocker para acceder al contenido

Inicio / En Portada / Moderación como arte de vivir: Cómo el equilibrio salva al vino en la era del extremismo

Moderación como arte de vivir: Cómo el equilibrio salva al vino en la era del extremismo

Mientras la ONU reconoce la distinción entre consumo moderado y abuso, la industria vitivinícola descubre que el verdadero valor no está en la prohibición ni en el exceso, sino en el punto medio

En un mundo cada vez más polarizado entre el abstemio militante y el consumo desmedido, la moderación emerge como la filosofía más transgresora. La reciente Declaración Política sobre Enfermedades No Transmisibles de la ONU, que distingue entre el consumo moderado y el abuso dañino, no es solo una victoria para la industria vitivinícola: es el reconocimiento oficial de que el equilibrio sigue siendo la medida de todas las cosas.

«Nada en exceso», rezaba el templo de Apolo en Delfos. Esta máxima, que ha guiado a la civilización occidental durante milenios, encuentra hoy su expresión moderna en los corredores de la ONU. Al rechazar la posición extremista de la OMS que sostenía que «no existe un nivel seguro de consumo de alcohol» la comunidad internacional está recuperando una verdad elemental: la diferencia fundamental entre el veneno y el remedio suele estar en la dosis.

«Esta declaración representa un triunfo del sentido común», reflexiona el enólogo toscano Marco Biondi. «Durante años hemos visto cómo se intentaba equiparar una copa de Brunello di Montalcino con un problema de salud pública. Es como prohibir el aceite de oliva porque alguien podría beberse una botella.»

El dato es revelador: según un estudio de la CEEV, el 78% de los consumidores europeos de vino bebe de forma moderada (menos de dos copas al día). Solo el 4% cae en patrones de consumo de riesgo. «Castigar al 78% por los excesos del 4% no solo es injusto: es epidemiológicamente ineficiente», señala un experto en salud pública que prefiere mantener el anonimato.

Esta nueva coyuntura está transformando las estrategias de marketing y distribución. Ferias como ProWein y Wine Paris ven cómo el discurso está virando del volumen a la calidad, de la cantidad al valor.

«Las bodegas ya no compiten por quién vende más, sino por quién representa mejor una filosofía de vida», explica Sarah Müller, consultora de branding vitivinícola. «El consumidor millennial, en particular, busca experiencias auténticas y consumo consciente. Prefiere pagar 30 euros por una botella excepcional que beber ocasionalmente, que 5 euros por algo que consumirá sin atención.»

Lo que está ocurriendo en la industria del vino refleja un patrón más amplio. En la alimentación, triunfa la dieta flexitariana sobre el veganismo estricto y el consumo despreocupado de carne. En el fitness, gana adeptos el entrenamiento funcional moderado sobre el crossfit extremo y el sedentarismo. En el trabajo, se valora la productividad consciente frente al presentismo y la desconexión total.

«La moderación es el nuevo lujo», afirma la socióloga Elena Moretti. «En un mundo de excesos de información, de opciones, de consumo, la capacidad de elegir el punto justo se ha convertido en el indicador máximo de sofisticación.»

La declaración de la ONU establece un objetivo ambicioso: reducir en un tercio para 2030 las muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, incluyendo aquellas relacionadas con el «consumo dañino de alcohol». Esta redacción es crucial: el enemigo no es el alcohol, sino su consumo dañino.

Para la industria, esto significa una oportunidad para alinearse con los objetivos de salud pública a través de la educación, la innovación en productos de menor graduación alcohólica y la promoción de pautas de consumo responsable.

Una cosa está clara: el extremismo está perdiendo fuelle. Tanto el prohibicionismo radical como la promoción del consumo desmedido resultan cada vez más anacrónicos.

En su lugar, resurge con fuerza una verdad que los amantes del buen vino conocen desde siempre: que la excelencia nunca reside en los extremos, sino en el delicado equilibrio entre ellos. Que la vida, como un gran vino, encuentra su plenitud no en la abundancia sin medida, sino en el momento justo, la compañía adecuada y la medida perfecta.

  • Facebook
  • Twitter
  • Linkedin
  • Pinterest
  • Buffer

Suscribirse

Reciba nuestras noticias en su email

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La altura div se necesita para habilitar la barra lateral pegajosa
Clics de anuncios : Vistas de anuncios : Clics de anuncios : Vistas de anuncios : Clics de anuncios : Vistas de anuncios : Clics de anuncios : Vistas de anuncios : Clics de anuncios : Vistas de anuncios :