Identifican el color de las uvas milenarias a través de su ADN
Vivimos en la época de la IA y de los nuevos descubrimientos, pero ¿sabemos diferenciar el color de las uvas de vino, encontradas en yacimientos arqueológicos? Parece de ciencia ficción, pero a través de sus semillas se puede averiguar.
El artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, puso de manifiesto que un grupo internacional de investigadores había logrado identificar el color de las uvas cultivadas en Israel hace 1.000 años, utilizando únicamente las semillas encontradas en los yacimientos arqueológicos. Este avance ha llevado a un mejor entendimiento de la antigua industria vitivinícola en la región.
Un equipo, conformado por expertos de instituciones de:
- Israel
- Dinamarca
- Francia
- Noruega
- Reino Unido
- Estados Unidos
Obtuvo semillas de uva del sitio arqueológico de Avdat, ubicado en la región desértica de Negev, en Israel. A través de carbono-14, se determinó que databan del período comprendido entre los años 650 y 1.000 d.C.
Mediante el análisis del ADN extraído de las mismas, se logró descubrir el color de las uvas. El Dr. Nathan Wales, de la Universidad de York, explicó que se identificaron dos semillas que estaban asociadas con el color de la baya:
- Una de ellas, llamada A32, correspondía a uvas blancas
- La otra, denominada A33, correspondía a uvas tintas
Es importante destacar que ésta es la primera vez que se ha logrado identificar el color de una uva basándose en el genoma de su semilla. El equipo ya había utilizado una semilla de uva de 900 años, para identificar una variedad blanca conocida como Savignin. Esto representa un hito importante en el estudio de la genética de las uvas antiguas.
El propósito específico para el cual se cultivaban las uvas de Avdat aún se desconoce. Una teoría plantea que las uvas blancas podrían haber sido utilizadas para producir el vino de Gaza; una bebida dulce popular durante el Imperio bizantino en Israel. Aunque hay fuentes escritas que indican que el vino de Gaza era blanco, ésta es la primera evidencia sólida de que las uvas blancas se cultivaban en Israel en esa época.
Según el Dr. Wales, aunque se sabía que existían uvas blancas en el mundo antiguo, la semilla A32 proporciona la evidencia genética más antigua registrada.
La investigación continúa, para determinar si se cultivaban diferentes tipos de uvas blancas en los sitios de la región de Negev, o si se utilizaba una sola variedad o mezcla de varias. Este avance representa un hito significativo en nuestro conocimiento del cultivo de uvas antiguas y su conexión con el mundo actual.
Además, este conocimiento puede ser útil para los productores de vino en la actualidad, ya que se enfrentan al desafío de un clima en constante cambio. Al aprender del pasado, y preservar la diversidad genética en nuestros cultivos, podemos asegurar la conservación de estas especies vitales para el futuro.
Directora de La Gaceta del Vino
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