François Lurton: “En España la burocracia y las reglas en torno al vino son más duras que en Francia”
Su familia comenzó a producir vinos en Burdeos en 1897 y aunque su espíritu aventurero le llevó a prepararse para ser piloto de aviones, François Lurton reconoce que se cayó “en la marmita del vino y de todo lo que he iniciado en la vida me quedo con esto, ya estoy viejo para cambiar”. Después de hacerse cargo durante diez años de la distribución de los vinos de su padre André Lurton, creó con su hermano una consultoría que les permitió recorrer el mundo en búsqueda de vino y tierras excepcionales para plantar viñedos.
La historia vitivinícola de tu familia comienza en Burdeos a finales del siglo XIX. ¿Qué queda en ti de esa tradición, de esa manera de hacer vino?
Yo soy la cuarta generación de bodegueros, pero me considero más viticultor, más de la tierra que comerciante. A mí lo que realmente me gusta es estar en los viñedos, ver cómo crecen, cómo evolucionan… Yo fui pionero en encontrar los terruños que tuvieran capacidad para hacer vino, en entender el lugar y el primero en plantar vides en muchos sitios.
Argentina, Chile, Uruguay, Australia, España, Portugal y Francia son los sitios donde tienes bodegas. A la hora de hacer vinos, ¿con qué te quedas de cada país?
Todos tienen su encanto y lo que es interesante de mi trabajo es la diversidad de los vinos que estoy produciendo. Hacer diferentes tipos de vinos, descubrir sus matices, desarrollar la curiosidad, son cosas muy gratificantes. Todos los países me dan una experiencia diferente, cuando empecé hace años en este mundo pensaba que había una manera de hacer las cosas y después me he dado cuenta de que no es así, que hay que viajar con la mente abierta y que las cosas se pueden hacer de varias formas.
La verdejo tiene mucho potencial y crea vinos de alta complejidad, estoy seguro de que esas cualidades van a hacer que se plante en todo el mundo.
¿Qué es lo más difícil de gestionar?
Todos los países tienen un problema común que es la mentalidad de la gente. Por ejemplo, en Chile, que no es un país de producción tradicional, nos hemos instalado en un nuevo lugar por lo que fue difícil encontrar gente para trabajar, había que motivarles mucho.
En el mundo del vino, como tú mismo has dicho, hay poca gente que viaje. Al margen del placer, ¿qué es lo que te han aportado a ti esos viajes a nivel empresarial?
Al principio iba como asesor y luego empecé a trabajar en los viñedos. Fue encantador poder hacer ese descubrimiento, tomar tus propios riesgos, era un placer porque había países donde había muchos problemas. Por ejemplo, en Argentina, donde hay mucho dinero y la gente tiene conocimiento de la vid, era fácil llegar, pero difícil de gestionar. En España la burocracia, los gobiernos locales y todas las reglas en torno al vino son más duras que en Francia, por otro lado, los españoles no confían en un francés, aunque eso ya ha cambiado un poco. En Australia fue un poco diferente: tienen una educación muy similar a los europeos, pero la forma de trabajar, a nivel de máquinas y técnicas están por delante de todos. No tienen freno, por lo que son capaces de desarrollar cualquier idea que en otro lugar sería impensable.
¿Qué fue lo que te enamoró de Rueda y de Toro para que decidieras apostar en esas regiones hace ya más de 30?
Fue un placer conocer la variedad verdejo, que tiene mucho potencial y crea vinos de alta complejidad, estoy seguro de que esas cualidades van a hacer que se plante en todo el mundo.
Yo estoy enseñando a mis comerciales para que todo sea por internet, para que sepan vender online porque esa tendencia se va a quedar.
Además de que Campo Elíseo es la única bodega de la DO de Rueda que utiliza galerías subterráneas para vinificar, ¿qué otros secretos te han dado estas tierras a la hora de hacer vino?
En el 92 nadie trabajaba el verdejo de manera moderna y fuimos los primeros en hacerlo consiguiendo que fuera más fino y elegante. Aprovechamos la historia tan potente que nos daban las cuevas para hacer el vino bajo tierra, de esta forma conseguíamos más complejidad y densidad en el vino tradicional de Rueda. Es un sistema parecido al del champagne en el que se utiliza una prensa que no tiene oxidación, además uso barricas de madera nueva, porque la verdejo funciona muy bien en ellas; España es el único país donde las uso.
La situación que estamos viviendo también ha influido al sector vinícola. ¿Cómo ves la situación en España en contraste con el resto de países?
Yo estoy enseñando a mis comerciales para que todo sea por internet, para que sepan vender online porque esa tendencia se va a quedar.
En España se ha incrementado el consumo en casa por lo que, quizá el vino se abre a un público diferente, más joven…
Consumir en casa está bien, porque después no hay que conducir (risas). Efectivamente el cliente más joven se ha visto atraído por el precio porque en estas semanas se ha comprobado que han subido las ventas de vinos baratos, pero está bien porque, aunque no es una clientela muy educada, así lo descubren.
Aunque tienes bodegas en las regiones vinícolas más importantes del mundo ¿cuál es tu siguiente objetivo?
No voy a hacer más bodegas porque, desde que mi padre murió tenemos que gestionar muchos viñedos en Burdeos y tengo que estar ahí ayudando a mi familia.
Periodista especializada en temas de Estilo de Vida.
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