Notarios de la Tradición

Una prensa antigua, una bomba de trasiego, una pisadora de rodillos o un carruaje, como elementos ornamentales en diferentes zonas de nuestra bodega, pueden ayudarnos para dar empaque y demostrar que apostamos por la tradición…
Un valor añadido que, sin duda, nos ayudará a respaldar de forma palpable que nuestra bodega muestra elementos concretos de su propio pasado o que, por el contrario, quiere hacerle un guiño a las técnicas de vitivinicultura de nuestros ancestros.
Y es que, últimamente, presa de muchos diseños vanguardistas en ocasiones estrambóticos, olvidamos que con elementos sencillos podemos decorar numerosas zonas de nuestra bodega y ofrecer pequeños museos al aire libre como notarios de una actividad en la que han convivido numerosas generaciones, con el amor en común al vino, pero con adelantos tecnológicos bien diferentes.
En mi paso por el Museo del Vino de Valdepeñas, donde tuve el gusto de recopilar más de un millar de piezas etnográficas, aprendí a valorar la Arquitectura Industrial de las bodegas y las diferentes tecnologías utilizadas, donde las piezas etnográficas nos ayudan a comprender los cambios experimentados en las nuevas técnicas de elaboración y de vinificación. De ahí que aún contacten conmigo diferentes personas y bodegas para ayudarles en esta gratificante búsqueda.
Hace sólo unas semanas localicé una mesa de lagar de madera de castaño, con sus husillos de madera y de reducidas dimensiones. Estaba empotrada en una bodega pequeña y era parte del soporte del belén navideño que coloca todos los años su propietario y a sus pies se encontraba una bomba de trasiego tipo Java. Una máquina manual con la que trasegaban el vino desde los bocoyes castellanos hasta los fudres del ferrocarril y que se utilizaban también en el interior de las cuevas, a pesar de que tan sólo podrían bombear unos 3.000 litros de vino a la hora. En cuanto a la mesa de lagar, pronto imaginé en la parte inferior unos baleos (o baleíllas) de pleita donde ir colocando los restos de los orujos e ir prensando. Es una pieza que también se utilizaba para prensar aceite y que, de momento, seguirá a buen recaudo bajo los empotros de su valedor.
Sin duda, hablamos de elementos del pasado muy estéticos, como las prensas verticales, a pesar de que, como es lógico, en cuanto a imagen hay que caer en cuenta que los mostos y los vinos son mejores si no intervienen demasiado en la elaboración. No obstante, son piezas que pueden tocarse y que transmiten un gran valor. Y en ocasiones permanecen en almacenes de constructores que en muchas zonas las guardaban antes de meter la pala para hacer bloques de pisos. Más inexplicable aún es que no se muestren en muchas bodegas centenarias, cuando hablamos de auténticos notarios de un pasado real de nuestra compañía o figurado, en el caso de que tengamos el buen gusto de rescatarlas del olvido, porque, además, casi todo el mundo va a dar por hecho de que pertenecen a los antecesores bodegueros de los actuales propietarios.
Algunos pueden pensar que en diseños actuales no tienen cabida elementos antiguos, a pesar de que el mundo del vino se mueve entre dos conceptos que son muy difíciles de conjugar: la tradición y la modernidad. Claro que una de las mejores formas de aunar de forma comprensible estos dos términos es tratar de hacer guiños a nuestro pasado, colocando en lugares privilegiados artilugios que dan fe de un pasado remoto y, en muchos casos, glorioso.
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Ldo. en CC. de la Información.
Comunicación y Marketing en Bodegas. Experto en Enoturismo.
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