¿Por qué tantos obstáculos para una campaña genérica de comunicación para el vino?
Desde luego, necesitamos algo que nos conciencie sobre la importancia del vino a todos los niveles, mucho más allá de otros factores a los que si se ha prestado atención.
La decisión de Bruselas de no financiar el millón de euros que ya se daba por hecho desde la Federación Española del Vino, y el conjunto del sector, nos deja huérfanos ante la posibilidad de lanzar una Campaña de Comunicación genérica de los vinos españoles para alentar el consumo doméstico y la Cultura del Vino en nuestro país ante cifras alarmantes de menos de 18 litros por habitante y año, a pesar de que somos el tercer productor mundial. Esta acción quedará reducida a lo sumo a 300.000 euros, cantidad con la que, por ejemplo, se me antoja casi imposible hacer algo en televisión y que han conseguido reunir bodegueros y la Confederación de Consejos Reguladores de forma autónoma.
La cantidad anterior se me antojo testimonial en el esfuerzo de comunicar las bondades del vino en general, y el español en particular, como producto y alimento base de la dieta mediterránea y como parte indispensable de nuestra vida y nuestra cultura. Ya sea de la mano de nuestros famosos deportistas, nuestros cocineros de fama mundial, de nuestras costas y nuestras posibilidades de Enoturismo o apoyándonos en lo que queramos ya es hora de que formemos a la gente joven mayor de edad en el consumo responsable de una bebida milenaria, que, con moderación, es buena para la salud, que procede de la fermentación natural del zumo de la vid y cuya cultura de consumo puede ser incluso una solución a la importante lacra del alcoholismo.
Lo anterior, me hace pensar la cantidad de impedimentos a reseñar para poder lanzar una campaña genérica en contraposición a las acciones que se han posibilitado dentro de la OCM y la promoción a terceros países de las bodegas y las grandes marcas españolas. Desgraciadamente, no hay muchos ejemplos de campañas promocionales genéricas, salvo escasos intentos realizados desde Navarra, Toro, Rueda, Ribera del Duero o Rioja, aunque hablamos de cerca de 100 indicaciones de calidad. En Valdepeñas, que es el caso que más conozco directamente, se lanzó en 1996 la campaña “La Nueva Generación”, que nació muerta en su primer año al no asegurarse fondos para el periodo inicial establecido de 4 ó 5 años. Todos los fondos se agotaron en el primer año, algo que no es recomendable para dejar poso en los consumidores, algo muy difícil si no podemos utilizar los medios que más directamente llegan a los mismos, tal es el caso de la radio o la televisión, que, a su vez, son las propuestas más caras y efectivas en el plan de medios.
Incluso una institución genérica para la promoción genérica de la decena de indicaciones existentes en Castilla-La Mancha, Comunidad Autónoma que acapara la mitad del viñedo español, que fue puesto como ejemplo en todo el país, como la Fundación Tierra de Viñedos, surgida a instancias del Gobierno de Castilla-La Mancha, se enfrenta a un futuro totalmente incierto con el cambio de gobierno a favor del Partido Popular.
La futura presidenta y secretaria general del PP en C-La Mancha, María Dolores de Cospedal, ha mostrado históricamente su desacuerdo por esta institución, que se ha nutrido de 1 millón de euros aportado anualmente desde Toledo y con la aportación del conjunto del sector, fijada por ley, por número de botellas vendidas o kilos de uva amparados. Las riendas de esta institución fueron, en algunos casos, tormentosas y desde hace varios años los sectores implicados no han seguido aportando fondos, dado que aún hay varios millones de euros sin gastar.
El espejo de otros sectores
A este paso, o nos remangamos o demandamos una respuesta insólita para el apoyo de un producto como el pepino en los últimos días o el paciente quedará anquilosado, en coma, y con la mente puesta tan sólo en los gratos viajes que se da el vino español por el mercado exterior. Y, hasta que no pidamos el alta voluntaria del enfermo, seguiremos sin comunicar que es un sector que promueve un producto intrínsecamente sano, cuando se toma con moderación, y del que viven miles y miles de familias en las más de 5.000 bodegas que cohabitan en la actualidad. Y, no sólo eso, sino que hablamos de un sector importantísimo desde el punto de vista social, dado que ha ayudado a fijar históricamente población en las comarcas vinateras, e incluso medioambiental, puesto que muchas zonas de nuestra piel de toro serían auténticos desiertos sin el verdor de las viñas desde primavera a otoño.
Pese a que desde la FEV se han apresurado a decir que se va a hacer algo de forma inminente, otra vez más hay piedras delante de las ruedas y tendríamos que fijarnos en otros sectores afines. Todos recordaremos esa campaña genérica en la que el sector de la cerveza plegó fuerzas y centró esfuerzos en demostrar que eso de la “barriga cervecera” era un mito y que esta bebida también tiene polifenoles. Sí que los tiene, pero casi en un equivalente de una copa de tinto a un cubo de cerveza, siendo mucho mayores los riesgos de tratar de encontrar estas sustancias antienvejecimiento, antiestrés y beneficiosas para evitar mayores riesgos cardiovasculares.
Evidentemente, en el sector de la cerveza cuentan con multinacionales y grandes marcas que disponen de muchísimos más fondos e incluso con infinitas formas de promoción y publicidad que el vino, que, como todos sabemos, tiene restringidos los horarios más golosos en televisión, algo que las cervezas salvan publicitando las marcas homónimas sin alcohol.
Desde luego, necesitamos algo que nos conciencie sobre la importancia del vino a todos los niveles, mucho más allá de otros factores a los que si se ha prestado atención, aunque no sean moco de pavo como el cambio climático o las acciones encaminadas a hacer nuestras bodegas más sostenibles con nuestro medioambiente.
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