Reducimos hectáreas pero seguimos con la misma producción
Seguimos esta semana analizando datos, esta vez los aportados por la OIV, sobre estimaciones mundiales de cosecha. El artículo completo lo pueden ver en el boletín de hoy.
Como no es cuestión de copiar datos y cifras sin ton ni son, quiero comentarle solo algunos extremos. Uno que me llama la atención es que la producción mundial sigue, más o menos estable o igual, pese a un arranque masivo de hectáreas, que calculan en 60 millones de hectáreas.
Creo que el comunicado está errado totalmente en cuanto a los datos de hectáreas se refiere ya que dan millones de hectáreas desmesurados, por ejemplo dice que España reducirá su extensión de viñedos en 28 millones de hectáreas, cuando, supongo que se refiera a 280.000. con un cero menos, ya que en España no tenemos 28 millones de hectáreas de viñedos.
Pero aparte de este error, en todo lo que se refiere a extensión, y suponiendo que los demás datos sean correctos, llegamos a una conclusión y es que, en resumidas cuentas, la política de arranque de viñedos no vale para nada, ya que si se arrancan X millones o cientos de miles de hectáreas en todo el mundo, y la producción total no varía, es señal de que lo que se ha pagado para arrancar es dinero tirado, confirmando que se arranca lo malo, lo de poca producción (que no significa que esto sea lo malo), lo que no es rentable. Y al contrario se acogen a la reconversión plantando en regadío y en zonas de mucha producción. Así, si arrancamos una cepa de tres kilos y plantamos en su sustitución una que dé 15 kilos, además de mermar calidad, estamos multiplicando la producción por 4. Realmente mucho más ya que si en una hectárea entran 1.500 cepas, si lo plantamos en espaldera entran 2.000-2.3000, lo que supone un mayor incremento de producción.
También dice que Europa lleva 5 campaña consecutivas de cosechas bajas. Esto también se debe al arranque que hemos tenido en estos últimos años, además de las condiciones climatológicas, que influyen y que es cierto que estos últimos años se han aliado para no permitir grandes cosechas.
En resumidas cuentas, que tendremos que mirar otras maneras, otras formas de ajustar los mercados. Creo que si estas ingentes cantidades de dinero que se están entregando por arrancar, reconvertir, primar y subvencionar, se dedicaran a promocionar el vino, a darlo a conocer, acrecentar la cultura, a saberlo beber y disfrutar de él, si todo ese dinero se empleara en otros planes que nos permitieran venderlo para el consumo, se hubieran terminado mucho antes nuestros problemas.
Ya saben que siempre he dicho que no nos sobra vino, lo que nos faltan son consumidores.
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