Patrick Gedge, director ejecutivo de la Alianza de Bodegueros y Productores de Ontario (WGAO), asociación que aglutina a las empresas que fabrican el 85% de todo el vino 

que se vende en la provincia canadiense, ha manifestado la preocupación del sector por la eliminación del impuesto que grava la exportaciónde vinos de la Unión Europea a Ontario –en el marco de las negociaciones del tratado de libre comercio bilateral-.

Este gravamen, aplicado por el Liquor Control Board of Ontario (LCBO) -organismo regulador-, consiste en una tarifa mixta proporcional tanto al volumen como al precio del producto importado. De esta forma, los vinos más caros sufren mayores barreras de entrada al mercado canadiense.

Al suprimir dicha medida, los vinos elaborados en Ontario experimentarán una caída en sus ventas que, tal y como afirma la industria local, "no creen que puedan recuperar por la apertura al mercado europeo".

Actualmente, la cifra de vino nacional exportado al mundo ronda los 40 millones de dólares canadienses (27,8 millones de euros), divididos a partes iguales entre “vino de hielo” y la variedad de vino de mesa. La WGAO estima que las ventas del “vino de hielo” se podrán incrementar gracias a su buena reputación internacional; sin embargo, considera que el producto local con un precio por debajo de los 15 dólares canadienses (10,4 euros) no será competitivo en Europa. Por este motivo, reclaman ayudas para el sector, similares a las que se están negociando con los fabricantes de quesos.