Impuestos al vino
Impuestos al vino
Cada cierto tiempo salta al ruedo la misma noticia/amenaza, o cómo queramos dalo en llamar, de ponerle un impuesto al vino. Unas veces desde Europa, otras, cómo ahora, desde España.
Javier Sánchez-Migallón Royo
Hay que tener en cuenta que los números en ventas interiores y sobretodo de ventas al exterior del sector agrario en general y del vino en particular, es muy grande, cada vez mayor, llama pues, mucho la atención. Hay un bocadillo muy grande y sabroso y apetece poder pegarle un buen bocado, para poder morder como se suele decir, ya que el montante económico es grande.
Parto de la base de que no creo que este impuesto se ponga, ya que está todo el sector en contra y los efectos que causaría serían muy perniciosos para todos, desde agricultura a exportación.
No obstante les comento lo que está en estudio, ya que, aunque difícil, puede ser que al final se aplique de una u otra manera.
Hay dos opciones, o casi mejor dicho, tres.
La primera poner, tipo Francia, una accisa, un precinto, en cada botella, parecido al de las bebidas espirituosas y que se habla de que sería simbólico casi y más que un afán recaudatorio serviría para un mayor control del vino que sale de bodega y el que se vende. El importe, como digo, sería mínimo, muy pequeño. Sinceramente, y aunque haya quien me critique, si esto sirviera para un mayor control de los vinos y no redundara negativamente en el vino mermando ventas, yo estaría de acuerdo. Cuanto mayor tengamos el control de los vinos, mejor. Es bueno, seguro, para todos, y además, aunque fuese un importe muy pequeño, incluso nulo. Si lo que se pretende es recaudar fondos, esto afloraría una gran cantidad de dinero, al evitar poder vender vino sin factura, la declaración seria mayor y por tanto la recaudación también. Esta primera opción, más que impuesto, se llamaría tasa, que, aunque en el fondo es lo mismo, se llamaría de esta manera.
La segunda opción se trataría de poner, ahora sí, y con todas sus palabras un impuesto al vino, vía IVA reducido, o súper reducido, vía sencillamente impuesto directo. Esto es más peligroso, esto sí perjudicaría enormemente en el consumo del vino ya que al elevarle el precio mediante impuesto, se recaudaría, a priori más, pero quizá a largo plazo menos, por dos cosas, se reduciría el consumo y se acrecentaría enormemente la picaresca de poder venderlo bajo cuerda para evitar los impuestos. Esto generaría, a la vez, una desigualdad enorme entre las bodegas que actúan por lo legal en la totalidad de sus ventas o compras, que se verían perjudicadas frente a quien no lo hiciera así.
La tercera opción, que también se contempla sería la unión de las dos anteriores, es decir, tasa mediante accisa y un impuesto encima. Ni que decir tiene lo que esto significaría.
Estamos, por tanto bajo control y estudio, ya digo que no veo muchas posibilidades de que se ponga al final, al menos lo que es el impuesto puro y duro, pero nunca se sabe.
Creo que si hay que estudiarlo, primeramente se debería de llamar al sector para hablarlo con él, que no nos den las cosas ya hechas, hay que estudiarlo y nadie mejor que los diversos actores del mundo del vino para poder aportar ideas, pros y contras de unas cosas y otras.
Nuestros políticos se tienen que acostumbrar a eso, a hablar con quien entiende de cada sector, no darle ya cosas finalizadas e impuestas. Quien más entiende de las cosas es quien más puede ayudar.
Bueno, otra semana con sobresaltos. Y aunque no venga al caso, si les quiero comentar el tiempo, excesivamente primaveral, cuando aún estamos en invierno. Ya conocen el dicho de cuando marzo mayea, mayo marcea. Si continua el calor la brotación se va a adelantar y el tiempo de exposición a los peligros de heladas, se incrementa notablemente. Yo, en Mancha ya he visto muchas viñas con el lloro…
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