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Y en 90 días, vendimiando

El 1 junio, 2016

Hace un par de años, por estas fechas, ya escribí un artículo con similar titular. No es que me repita, pero en estas fechas es bueno recordarlo, recopilar datos y poner en aviso, ya que la vendimia está más cerca de lo que parece.

Muchas uvas ya se habrán recogido en 90 días, estaremos a primeros de septiembre y la suerte, más o menos, ya estará echada. Es ahora cuando hay que comenzar a mirar y seguir el campo. Sí, como primer objetivo el campo: vigilar enfermedades, controlar estrés hídrico, ver si es conveniente un riego de apoyo -donde esté permitido-, si alguna tormenta nos puede dañar o si la lluvia caerá en el momento oportuno cuando comienza el envero, momento en el que el fruto está un su punto óptimo de maduración para llevarlo, ya hecho, a la bodega.

En la bodega, hay que ir poniendo la maquinaria a punto, limpiando tinas, depósitos, tinajas, piletas y los instrumentales precisos, laboratorios a punto y… a elaborar.

Ahora, como exponía la semana pasada, se comienzan a estimar las cantidades de cosecha, si el verano le afectará o no, si habrá más o menos, la cantidad de excedentes con los que nos encontraremos, y se debe pensar ya en el desarrollo de la campaña en función de todos esto datos: lo que puede dar de sí o no, si hay que comprar o esperar, si hay que vender ahora o se darán mejores tiempos.

Y el precio de la uva, importante tema que no tardará en saltar a la palestra, también hay que tenerlo en cuenta. Además, como he comentado en artículos de años anteriores, es hora de pagar por calidad y dejarnos de grado exclusivamente.

Seguiré defendiendo esta postura, aunque ya hay cooperativas y bodegas particulares firmemente decididas a pagar en función de diferentes parámetros de calidad. Creo que esta vendimia será el momento en el que se implantará esta nueva forma de evaluar la calidad. Sin embargo, habrá que esperar aún hasta que se generalice. Costará tiempo, pero es un camino de no retorno; el pago de uva por calidad es una realidad que se impondrá en el mercado, por fin.

Aparte de esa calidad, habrá que tener un precio base, un precio de salida, influido sin duda por dos extremo: cantidad de cosecha y precio del vino al comienzo de vendimias. No termino de encontrar el sentido a este último término, ya que el precio del vino en una campaña no tiene por qué coincidir con la siguiente; si venimos de una campaña corta y nos adentramos en una grande, o viceversa, es normal que el precio no sea igual.

Nos queda, por tanto, tres meses interesantes por delante, en los que se implantan los cimientos de los siguientes doce meses de campaña. Y es que en noventa días, estamos vendimiando.