Aquí está Andalucía, y algo de generosos
Estaba pensando cómo afrontar mi primer artículo para La Gaceta del Vino. Enorme responsabilidad. Dicen, y es cierto, que existe algo que se llama pánico al folio en blanco. Así que, ante este folio en blanco, yo les voy a hablar de dos cosas que me apasionan: los vinos y Andalucía. Sin más complicaciones. Algo tan sencillo, pero a la vez tan complejo.
En vinos, tenemos mucho que aprender, pero también mucho que enseñar
Las primeras noticias del vino de Jerez nos las proporciona Estrabón, geógrafo griego del siglo I A de C, quien en su libro Geografía escribía que las vides jerezanas fueron traídas a la región por los fenicios alrededor del año 1.100 A de C, pero no se asusten, que no me iré hasta épocas primitivas. Con esto solo pretendo mostrarles que la tradición de los vinos en Andalucía no es de antes de ayer o corresponde a una moda pasajera. Y aunque con Colón y Magallanes ya viajaban botas de vinos andaluces que se convirtieron en perfecta moneda de pago en todos los viajes que se realizaban al Nuevo Mundo, me quedaré en el siglo XX. Es aquí cuando nacen Consejos Reguladores en toda Andalucía: Jerez, Montilla-Moriles, Málaga o Granada sirviendo estos para poner en valor los vinos de cada zona geográfica. No solo adquieren protagonismo los más clásicos vinos finos, manzanillas, amontillados, olorosos… sino que, en estos años, se amplía el abanico a vinos tranquilos con propiedades organolépticas donde se pretende poner en valor el territorio de procedencia y se huye de la cantidad para centrarse en la calidad buscando diferenciación con el resto.
En estos últimos años están proliferando pequeños pagos que hacen cosas diferentes. “Cosas chulas”, que diría mi hijo.
El viñedo en Andalucía ocupa una extensión de 40.000 hectáreas. De ellas, más del 50% pertenecen a las distintas denominaciones de origen. La provincia de mayor extensión en viñedos es Cádiz, con 11.000 hectáreas. Le sigue Córdoba con 9.000, Huelva con unos 6.500, Granada con aproximadamente 5.000, por último nos encontramos en Málaga con 3.000 hectáreas. Las denominaciones de más volumen son Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Málaga, Sierras de Málaga, Montilla-Moriles y Condado de Huelva. Siglos, porque son siglos, de historia donde las viñas, aunque han bajado sus extensiones, han sobrevivido a temporales en forma de plantaciones de olivos, pistachos, nísperos y, ahora, paneles solares y molinos de viento. Incluso cuentan que hay locos tratando de comprar un terrenito para empezar a experimentar.
Benditos locos que sostienen nuestras tradiciones.
El territorio, el clima y la mano del hombre han creado un producto que, lejos de perder clientes por las crisis varias, cada día tiene más fuerza. Las Instituciones Públicas apuestan firmemente por promocionar los productos de la tierra, a destacar Sabores de Málaga y Sabores de la Provincia de Sevilla, y los restaurantes han dejado atrás complejos para defender el vino de la zona sumándose a sus cartas. Y es normal. Si visita La Rioja, querrá disfrutar de la gastronomía de la tierra y como perfecto maridaje, vinos de Rioja. Si visita Sevilla, el ejemplo debe ser el mismo: platos sevillanos con vinos sevillanos. Háganme caso. Donde vayan, apuesten por los vinos de la zona y que Andalucía no sea una excepción.
Director Gerente en Grupo Don Raimundo
Miembro de La Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo
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