Vino y música: una investigación de la cultura y la comunión

Vino y música: una investigación de la cultura y la comunicación.

Como parte de mi curso sobre la historia del vino, a menudo me he quedado maravillado por las diferencias entre cómo la gente disfruta de la música y cómo disfruta del vino. Y estoy convencido de que muchas de las diferencias son el resultado directo de cómo comercializamos el vino—y cómo enseñamos a hablar de él.

La música, evidentemente, se comercializa de una manera muy distinta al vino. Y basándonos en los resultados, su tipo de marketing ha tenido mucho éxito. Nos encanta la música. La amamos. Nos encanta compartirla con otros. Y al decir “nosotros” me refiero a los consumidores.

Pero en cuanto al vino, los consumidores dicen ser amantes del vino, pero se quedan intimidados por él. Y muchas veces tienen miedo a compartirlo. ¿Por qué existe esta reticencia? Creo que la respuesta se halla en lo que tenemos que aprender del mundo de la música.

Y empleo deliberadamente el término “aprender”. Si trabajas en el sector del vino, has oído desde tus primeros días en la profesión que “tenemos que educar a más gente sobre el vino.” Si los consumidores estudiaran el vino, supieran más, lo apreciarían más y lo comprarían más.

Resulta curioso que Coca-Cola vende 6.000.000.000.000.000 botellas al año sin educar a sus consumidores ni informarles de cómo se hace. ¿Pero en el sector del vino? Nos creemos muy listos.¿Drake? ¿Taylor Swift? ¿Elton John? ¿Lady Gaga? ¿Alguna vez les has oído decir tal cosa sobre la música? ¿Nos recomiendan a todos estudiar la música para que podamos disfrutarla mejor? No.

Entonces, ¿por qué los consumidores necesitan que les eduquen para poder disfrutar del vino? El vino es una expresión de la cultura, no de la geología. Los enólogos pasan horas interminables hablando de los sustratos y la lluvia, pero eso no reconoce el papel fundamental que tiene la cultura en la producción de vino.

El vino y la música han formado parte de la cultura—la cultura de nuestra especie—desde la prehistoria. Aun así, hoy en día cuando nos acercamos al vino, las recomendaciones vienen de un sumiller. La mayoría de los consumidores se sienten intimidados por los sumilleres. Por otro lado, si queremos algo de música, ¡lo único que tenemos que hacer es pedirle a Siri! Y nos encanta.

¿Por qué son tan distintas las catedrales de Sevilla y Barcelona? No es por el tipo de piedra de cada zona, sino porque las culturas y las historias de sus gentes son distintas. Lo mismo pasa con el vino.

Paul Wagner impartirá la conferencia «El vino puede aprender de la música» en la WBWE USA 22

Paul Wagner

Profesor Distinguido de McPherson

Napa Valley College