Viñedos singulares, Terruño, Gran Crú, Crú o Viñedos históricos…
El nombre da igual, lo importante es lo que representa: diferenciación de calidad de un viñedo. Hasta ahora sólo existen de forma legal los modelos franceses (crú y gran crú), pero la DOCa Rioja ha propuesto instaurar la denominación de “viñedo singular”, diferente pero complementaria a la ya existente.
Hace dos o tres años escribí un artículo en el que reclamaba este tipo de denominaciones, necesarias para añadir un plus de calidad a gran parte de nuestros vinos. Este sistema es utilizado desde hace mucho tiempo en Francia, con los crú, donde califican los viñedos de donde provienen los vinos y el champán. Así, se añade un mayor control y un plus de calidad, sin olvidar que se ayudan a mantener los viñedos viejos y de calidad, para que no se arranquen y sustituyan por otros de producción mayor pero que merman enormemente la calidad.
Y es que, buscando el nombre que sea (como los propuestos de “terruño”, “viñedo histórico”, “viñedo singular”), se podrían crear divisiones de los viñedos en función de la calidad, los cuidados aportados, la eficiencia de los sistemas y los análisis de las uvas, evaluándolas año tras años, y así tendríamos viñedos de tercera división, de primera o de Champion League. Servirían para incrementar el valor de los viñedos.
Y es que quizá nuestra forma de calificar los vinos esté un poco desfasada, pues el consumidor, esto sí lo tengo claro, cada día pide más, exige un plus.
En La DOC Rioja tenemos un claro ejemplo de buen hacer. Comenzó a hacer subzonas, necesarias, imprescindibles, para acotar zonas de calidad y producción. Ahora da un paso más calificando esas subzonas, también por los viñedos, su calidad y distingue la tierra y por ende los vinos procedentes de esa tierra. El consumidor ya sabe que el vino es un Rioja, pero también sabe si de la Rioja Alta o Baja, por ejemplo, y si procede de unos viñedos especialmente calificados por su calidad ¿Alguien puede negar que esto es un paso hacia adelante?
Esto se puede y se debe, a mi modo de ver, trasladar a todas las demás denominaciones de origen, en ocasiones demasiado extensas, sin ir más lejos, mi tierra, la Mancha. ¿Alguien puede creer que es igual un vino procedente de una punta de la provincia de Cuenca o de Albacete, a otra de la punta opuesta de Toledo o Ciudad Real, donde hay más de trescientos kilómetros de diferencia? Por supuesto que no. Y esto sucede en la práctica totalidad de las denominaciones que son algo extensas en territorio. ¿No estaría mejor dividir en subzonas estas denominaciones, y a la vez calificar viñedos?
Estoy seguro de que, además de llevar un mejor control de los vinos y esforzarse por la calidad de estos, el consumo podría aumentar; es una información muy importante para el consumidor dentro de los vinos de calidad. También sería un plus para las bodegas y para los agricultores cuyos viñedos se verían, seguro, enormemente más valorados si tuvieran una calificación buena por la calidad.
Sé que es difícil de implantar en todos sitios, pero tenemos un ejemplo claro en La Rioja, que lo ha hecho. Puede llevar tiempo, años quizá, pero sería muy positivo ir adaptándose, estoy casi seguro de que el final de muchas zonas pasará por hacer estas distinciones de calidad. Como han afirmado en La Rioja, “llegan los Rolls Royce del vino”. ¿A quién no le gustaría tener un Rolls en su garaje?
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email