Treinta mil kilos por hectárea en busca de calidad. ¿En busca de cali qué?
Parece ser que desde la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha se quieren tomar una serie de medidas para controlar producciones y buscar un aumento de la calidad. La idea es buena, no cabe duda, pero la manera de conseguirlo no parece la más idónea.
Treinta mil kilos por hectárea, aproximadamente es hablar de unos 20 kilos por cepa si hablas de viñas de vaso, con una densidad de plantación de 1.500 cepas por hectárea, o de 13,5 kilos si se hace en espaldera con una plantación de 2.200 cepas por hectárea. Este es una de las medidas a tomar. La otra, prohibir la plantación o reestructuración de viñedos poniendo la variedad Airén, por ser de las más productivas en Castilla-La Mancha.
Hablando de limitar la producción por hectárea y hablando de esa cantidad de kilos, desde luego es una quimera perseguir así la calidad. Una cepa que te dé 20 kilos no puede darte una calidad excelente, por más que queramos.
Si es por limitar producción, pues sí, algo se podría limitar, lo que pasa es que en años buenos todas las hectáreas en producción tendrán esos 30.000 kilos ya que el agricultor quitará y cambiará de una finca a otra esta producción, les aseguro que no se tirará la uva al suelo.
Creo que de cara a las personas entendidas, decir que se pretende lograr calidad con esos rendimientos es poco menos que se crean que les estamos tomando el pelo. Para eso enfóquenlo desde otro prisma, no desde el de una pretendida calidad.
Creo que en Mancha cada día se están haciendo mejores vinos en todos los aspectos. Soy un ferviente convencido de que se pueden hacer vinos que no desmerezcan frente a casi ningún vino de donde sea. Y creo también que tenemos una enorme suerte: en Castilla-La Mancha tenemos tantas viñas que podemos hacer de todo. Esto lo digo porque la calidad no se debe conseguir así, limitando una cantidad de producción en tan enorme cifra. Hacerlo como en otras denominaciones, a 6 o 7 mil kilos, con los precios de uva que se pagan, sería suicida.
Esto puede ir haciéndose por precio y por destino. Me explico: pagar la uva por calidad se está intentando y no se consigue en todos los sitios, pero es el camino. Y luego según el destino que se le dé al producto resultante de esa uva. ¿Establecer 30.000 o 35.000 kilos por hectárea?, de acuerdo ¿por qué no?, pero esa uva se destina a destilación o a mostos. Se pueden hacer buenos mostos a precios económicos, igual con destilados, alcoholes competitivos y de calidad. Es natural que esa uva no pueda tener el mismo precio que la que proviene de una finca que da 7.000 kilos hectárea, ya que de esa viña saldrían vinos embotellados, con un valor final añadido muy superior; y en función de eso se paga la uva, términos intermedios, para graneles de calidad suficiente, y viñas con 10-12.000 kilos hectárea, con otro precio diferenciado y que pueden dar graneles de calidad más que suficiente para competir en cualquier parte del mundo, y a precios igualmente competitivos.
Por tanto, mi consejo es no establecer, ni decir, de pronto estar cantidades y ponerlo en marcha sin más. Estas cosas hay que hacerlas concienzudamente, pensando, valorando pros y contras, consultando con entendidos en la materia y hacerlo, en definitiva, bien, no a lo loco y diciendo cosas que, a la mayoría del sector, a quien entienda y las lea le causará, cuando menos, una sonrisa.
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