Tenemos alternativas

Blanco, rosado, tinto, de verano, espumosos, frissantes… ligeros. Al llegar el calor, mucha gente se decanta por la cerveza, cuando hay alternativas más que suficientes en el mundo del vino.
Hay consumidores de vino que, al llegar el calor y más con la ola que estamos padeciendo, se muda a la cerveza alegando que el vino es más para invierno y que en verano una cerveza fresca “pega más”.
Nada más lejos de la realidad. En el vino tenemos alternativas y hemos sacado en los últimos años bebidas que se adaptan a todos los gustos, climatologías y tendencias. Un blanco fresco, afrutado, es una delicia en estos días, y la gama de aromas y sabores que nos proporciona cualquier opción de vino nunca la tendrá una cerveza.
Si lo que se quiere es algo más suave, tenemos, aparate del clásico vino con gaseosa, el tinto de verano, la sangría, los frissantes. Una gama con una graduación similar a la cerveza al estar mezclados con bebidas gaseosas o bien por estar parcialmente fermentados, como el caso de los últimos.
Qué decir de los espumosos y cavas, con la chispa de la burbuja, refrescantes al cien por cien, agradables de tomar, acompañan cualquier momento del día y de la noche, una copa de espumoso, siempre se adapta a la práctica totalidad de las situaciones y eventos que tengamos.
Para aperitivo, vuelve a estar de moda el vermú, blanco o rojo: una bebida fría, de grifo en muchos bares, fresca, aromática, agradable, sana y natural.
Pasamos a los rosados fríos, tanto en vino como en espumoso, un vino con la chispa del rosado, la frutosidad y aromas característicos que convierten ese trago en una delicia.
Para quien quiera experiencias algo más fuertes, tintos jóvenes, del año, tomados un punto más frio de lo habitual. Un vino que entra perfectamente en el tapeo o en las comidas más ligeras de esta época estival.
Y podemos terminar, por qué no, con un tinto más contundente para nuestras comidas algo más copiosas.
En definitiva, tenemos materia y variedad suficientes. Es cierto que hace unos años, la oferta se reducía casi exclusivamente a blanco o tinto, algo que ha calado mucho en el consumidor. Pero eso era antes. En estos momentos tenemos una extensa variedad para que cualquier consumidor pueda cubrir su gusto o necesidad en cualquier momento del día y de la noche. Lo que hace falta es, como siempre, que sepamos llegar al consumidor de manera efectiva, haciéndole ver que el vino es una bebida, sana, natural y que se adapta a los días de calor de manera efectiva y grata a los sentidos. Además de no tener la mala fama de favorecer la “barriga cervecera”.
Es indudable que el trabajo ha sido y sigue siendo arduo por parte de los empresarios, con el fin de sacar al mercado lo que el consumidor demanda, tanto en variedad como en formatos. Es tarea de quienes estamos en este mundo del vino, los que debemos dar ejemplo cada vez que vayamos a un bar, pedir algo de esta enorme variedad y si no la tienen reclamar que la tengan para la próxima vez que vayamos.
Estoy convencido de que tenemos buenos productos que se adaptan a todos los gustos, ahora solo nos queda venderlos, es un campo amplio, nuevo y con un tremendo potencial expansivo.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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