Tendencias biodinámicas y esotéricas aumentan en Francia

Varias revistas internacionales especializadas están poniendo estos días el acento en el incremento de las prácticas orgánicas, biodinámicas y esotéricas en el cuidado del viñedo y en la elaboración del vino en Francia como consecuencia de las corrientes naturales que han aparecido entre las tribus más urbanas.

El genial crítico Michel Bettane es bastante escéptico con esta moda que considera una forma de engañar al consumidor y de ofrecerle algunos vinos con la acidez volátil a la altura a la que volaba el Concorde con la leyenda de que no usan ni fitosanitarios, fungicidas o fertilizantes químicos, lo que apenas tiene mérito en el clima mediterráneo, pero no en otros como Borgoña donde la humedad es la reina del ambiente.

Asegura Bettane con bastante sorna que “el vinagre es parte de la naturaleza, no el vino. El vino es parte de la civilización”. En estas tendencias uno puede encontrar vinos como Romanée Conti, que elabora con técnicas orgánicas sin propagarlo, ya que no le hace falta, o la mayoría de los viticultores españoles, especialmente de Madrid hacia el Sur, que no necesitan tratamientos químicos, salvo en años excepcionales como aquellos en que amenaza el mildiu.

Algunos viticultores de toda la vida han descubierto, tras leer la filosofía de los elaboradores orgánicos, que llevan toda la vida cultivando sus viñas sin pesticidas, fungicidas, productos de síntesis o fertilizantes químicos, entre otras cosas porque no les ha hecho falta, ya que la probabilidad de perder su cosecha queda en una de cada 14 o 15 años, lo que visto desde una óptica empresarial resulta más rentable, y por supuesto más sano, que aportarle todos los años productos que no son necesarios y que tienen un coste importante.

Bettane aboga por el empleo racional de los elementos químicos, igual que los productores del centro y norte de Europa acuden a la práctica de la chaptalización (proceso no natural en el que se añade sacarosa al vino para elevar su grado alcohólico) cuando resulta necesario.

Los seguidores de Steiner, muchos de ellos miembros de la beatiful people reciclados de banqueros urbanos a elaboradores rurales, hablan de la luna, las estrellas y los cuernos llenos de agua y estiércol como la panacea. Pero algunos seguidores de lo orgánico como Nicolas Joly han demostrado que pueden hacer grandes vinos con prácticas ecológicas o sin ellas. Otros, por el contrario, hacen un magnífico vinagre, ideal para ensaladas de verano, pero al precio de Château Margaux. Y a ver quién es el guapo que dice que lo que está tomando no es vino sino un excelente vinagre con todo su bouquet. No en vano utilizan magníficas uvas de un gran terroir y barricas de la mejor estirpe.

José Luis Murcia Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV