Se me rasgan los ojos
Ha habido dos hechos que me han abierto los ojos, o mejor dicho, me los han achinado.
El primero, y quizás el más importante, es que China ha abierto una zona libre de mercado en Shangai. La idea radica en que durante tres años, en un área cercana a Shangai tendrá normas especiales al resto del país. Esta zona de unos pocos de kilómetros cuadrados será un campo de pruebas para experimentar qué pasaría si China se decidiese a entrar en el libre comercio. En esta zona piloto, se espera tener un mayor desarrollo y facilitar la inversión extranjera. Se pretende a largo plazo que el país asiático evolucione a una economía orientada a los servicios y más movida por el consumo. Dicha zona pasa a llamarse China Pilot Free Trade Zone.
No es una noticia que vaya a cambiar el mundo esta semana, pero sí en unos años puede variar el mercado financiero a favor del país del rollito de primavera.
El segundo hecho que me llamó la atención esta semana lo protagoniza uno de los actores principales de este Mondo vino.
En la revista Gourmets de France, este mes entrevistan a Michel Rolland. El enólogo superstar. El flying winemaker. El gurú del vino. Puede caer bien o no. Puede que sus vinos gusten o no, pero para mí es un personaje a tener en cuenta en nuestra industria, al igual que otros personajes icónicos del vino.
Este señor es preguntado en torno a su opinión sobre China como país productor y como país consumidor. Primero cita que el gobierno chino está favoreciendo mediante acciones legales el consumo del vino en detrimento de los alcoholes fuertes. Por otro lado, China se erige como el quinto productor del planeta con 12 millones de hectólitros, pero las dificultades climáticas obligan a enterrar sus viñas una parte del año. Ello es un gasto muy fuerte, y a largo plazo no será económicamente rentable. Por tanto, China será un gran consumidor, pero no productor.
Así que uniendo las ideas, a mí me entran muchas preguntas en la cabeza. Yo soy un ignorante de la economía y del marketing. Y casi casi también del vino. Pero si fuese propietario de una bodega, me asesoraría acerca de estas cuestiones.
Hasta hace poco pensaba que el mercado chino es presente, pero no futuro. Que no es una selva virgen por explorar. Que quien se debía de meter a hacer negocio ya se ha metido. Que no hay lugar para el pequeño productor. Pero con estas noticias me lo vuelvo a plantear con ilusión.
Tal vez empezaría a diseñar el vino que deberé de vender en cinco años. ¿Qué vino va a comprar el consumidor chino en cinco años? ¿Qué precio va a pagar? ¿Qué vino de ese precio fusionaría mejor con los productos locales?
Responderé en 2018.
Arturo Blasco
Enólogo.
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Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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