¿Qué ha sido de las llamadas bodegas del ladrillo?

Leo en una noticia que está teniendo repercusión mundial (sí, mundial, aunque parezca extraño) que Angelina Jolie y Brad Pitt, la afamada pareja de actores, han sacado un vino perteneciente a la bodega de su propiedad que tienen en Francia.
Desde hace un tiempo las bodegas, el vino más bien, ha sido refugio, capricho, esnobismo, de mucha gente, tanto en España, como en el resto de los países productores. Al vino han acudido famosos de toda índole, cantantes, actores, futbolistas… y gente con posibles, generalmente, con muchos posibles.
Lo que no sabemos es si este acercamiento al vino se produce por moda, capricho, o buscando un refugio para el dinero, un método de inversión o una manera de hacer crecer los beneficios de ese dinero (mucho dinero, generalmente) puesto en una bodega, y muchas veces algo más: hotel o casa rural.
Hace no mucho hemos vivido el boom del ladrillo, como se le vino a llamar, gente que con el boom inmobiliario hizo mucho dinero y lo invirtió en una bodega de vino. Por doquier florecieron bodegas atiborrando nuestros campos y carreteras. De la noche a la mañana se veían moles inmensas, edificios enormes que destacaban sobre el paisaje, no sólo en La Mancha, sino en todas las regiones españolas.
Yo he tenido la oportunidad de hablar con muchos de ellos y su explicación es que creían que esto era fácil, acostumbrados a pagar por una botella de vino en un restaurante precios casi siempre caros, creían que esto era fácil. Partiendo de un producto, la uva, barato, que al transformarlo en vino y venderlo, caro, dejaba una rentabilidad fuera de lo común. Y no digamos el postín y renombre que da tener bodega y viñedos. Pero claro está que una cosa es hacer los números en el papel (como yo digo, el papel aguanta lo que quieras escribir en él) y otra cosa muy diferente es hacer el vino, embotellarlo y venderlo, y además venderlo a los precios que creías que se podía o debía vender ese tu vino.
El desengaño para muchos de ellos, no sólo del ladrillo, también actores, futbolistas y demás famosos, ha sido enorme. Hay quien ha sabido reconducir la bodega y ha tenido y tiene una venta aceptable o buena de sus vinos, pero la gran mayoría de ellos no, y entre que lo de la construcción está como está y el vino, también, pues la verdad es que una inmensa mayoría de estas bodegas o se venden o se han cerrado directamente.
Una verdadera pena ver esas inversiones millonarias perdidas, esas bodegas con todos los adelantos, esos vinos que tras fermentaciones mimadas al máximo veían que no se vendían y terminaban vendiéndose a granel a precios muchos más bajos de los que sus dueños, a la hora de valorar, habían estimado.
En fin, no sé si vendrá al caso recordar el célebre refrán de ‘zapatero a tus zapatos’, pero no es mi intención ofender a nadie con esto. De siempre se ha dicho que el vino le puede tomar el pulso, las fuerzas, a cualquiera, y aquí se la ha tomado a mucha gente, pero como siempre hay quien, a pesar de todo, puede sacar la cabeza y ofrecer vinos de una muy buena calidad.
Las bodegas del ladrillo han dejado de hacerse hace ya algunos años, quizá nos sirva de experiencia o de anécdota y con el pasar del tiempo veamos esas bodegas en las mismas o en otras manos, elaborando o alojando a gente en sus hoteles y sirviendo de base al enoturismo que tanto crece y tanto beneficio nos está dando al mundo del vino.

Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email