Ponga un Periodista en su Bodega
Pocas profesiones son tan versátiles como la de periodista.
Y he dicho bien lo de profesión, porque uno no deja nunca de ser periodista ni suele abandonar su vocación, aunque no ejerza en ese momento o esté trabajando en lo que llamamos el otro lado: la comunicación corporativa. Damos el pego. En un tiempo prudencial, solemos quedar como expertos, siempre que sepamos caminar bien por el alambre sin caernos y sin meternos en grandes berenjenales.
Y hablo de esta cuestión, porque creo que un periodista de carrera, con inquietudes en Marketing del sector, nos asegura un alto porcentaje de éxito no sólo en la comunicación de nuestra bodega, sino también para la mejora de nuestras relaciones públicas y nuestro marketing estratégico. Y porque, como la actitud y el conocimiento siempre están latentes, se sabrá solventar de forma eficiente y rápida una pequeña crisis de comunicación, se evitará ser demasiado cargante en una visita o solventaremos en tiempo récord necesidades de información ante los periodista o ante cualquiera de nuestros stakeholders (entes o personas con las que nos relacionamos en nuestro trabajo diario).
Y eso sin contar que los periodistas son una de las piezas angulares de numerosos concursos de cata, teniendo en cuenta que ofrecen una visión más generalista y menos técnica, dependiendo del grado de especialización que tengan en el mundo del vino, aunque suelen traducir elementos de la cata de una forma más natural y más inteligible si quien nos lo transmite es, por ejemplo, un enólogo.
En esa lucha entre marketinianos y/o periodistas especializados, nuestra formación y nuestra experiencia harán que se decante la balanza de un lado o de otro, aunque en este punto no puedo ser del todo objetivo, porque me posiciono desde el titular de esta columna. En ocasiones he podido oír en mi trayectoria profesional eso de que “al fin y al cabo es solo un periodista”, siguiendo con esa inquina injustificada de criticar a los periodistas, simplemente por criticar.
Y creo que lo que nos da un periodista en una bodega es tan amplio como su formación multidisciplinar, porque podrá plasmar como nadie la misión y la visión de nuestra compañía en todos sus soportes (dosieres, página web, dípticos) o incluso evitar “borriquerías” en los textos de las etiquetas, mientras organiza envíos selectivos de muestras para prescriptores; la presencia en importantes ferias; la asistencia a salones sectoriales; atiende las visitas corporativas; o realiza presentaciones de producto en tal o cual ciudad.
Porque, además de todo lo anterior, en la vocación de servicio y la autocrítica, como actitudes muy arraigadas en los periodistas, nos convertimos en los perfectos relaciones públicas, que se adecuan de forma muy profesional a las audiencias con las que estamos trabajando en ese momento, sin que parezca que hemos puesto una cinta automatizada o tratando de llevar a nuestros interlocutores a nuestro terreno.
Además, siempre podremos ayudar a mejorar la imagen de los directivos de la empresa o incluso a redactar los discursos en eventos sociales, incluidos en nuestro plan de relaciones públicas, sin olvidar la propia comunicación interna. Porque la calidad de una bodega empieza en la propia uva, pero continúa con la imagen que trasladan sus propios trabajadores, que son la punta de lanza que ha de garantizar nuestros objetivos. Sin empleados comprometidos o sin mandos que sean, ante todo, buenas personas, tenemos mucho perdido, máxime cuando, por suerte, hay vinos buenísimos en la inmensa mayoría de comarcas españolas.
Por lo tanto, reitero, si quiere subir unos cuantos peldaños de calidad en su bodega, ponga un periodista en su vida.
José Luis Martínez Díaz
Licenciado en CC. de la Información, miembro de la AEPEV y de la FIJEV.
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