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Polonia se sube al tren del vino

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Polonia no es un país de larga tradición vitivinícola, pese a que otros de su entorno como Bulgaria o Rumanía sí lo sean. Sin embargo, cuenta con una historia muy similar a la de otros países centroeuropeos con una expansión propiciada por monjes benedictinos y cistercienses y ligado a las prácticas litúrgicas. Pese a que esa expansión fue siempre muy limitada, el cultivo de la vid ha dado el salto de los jardines de las casas a las bodegas comerciales de forma muy modesta en los últimos años.

La vitivinicultura polaca se extiende por todo el país, pero las cifras oficiales hablan de 103 productores, aunque solo una docena de ellos con presencia en el mercado, un área cercana a las 200 hectáreas, con ligero predominio (53%-47%) del vino blanco sobre el tinto, y una producción aproximada de 500.000 litros. Eso sí, cifras extraoficiales hablan de cerca de mil hectáreas con muchas explotaciones caseras de autoabastecimiento y un mercado negro en el que circulan pequeñas cantidades de vino polaco y otras menos pequeñas de vinos importados.

El renacimiento de la vitivinicultura en Polonia según un artículo del periodista Wojciech Gogolinski, uno de los grandes especialistas del sector en el país, se produce en los años 80 gracias a Roman Mysliwiec, conocido en la prensa como el “Dionisos Polaco”. Mysliwiec fundó la primera bodega moderna en Jaslo, sureste del país, e introdujo los primeros plantones de vid para la elaboración de uva de mesa desde Ucrania, Hungría, Checoslovaquia y finalmente Alemania. Fundó el primer centro de enseñanza para enólogos, propició un movimiento favorable al vino y su cultura, publicó numerosos libros, enseñó el cultivo de la vid, organizó concursos internacionales y creó la hibridación de la primera variedad de uva polaca, conocida como jutrzenka o aurora.


La vitivinicultura polaca se extiende por todo el país, pero las cifras oficiales hablan de 103 productores, un área cercana a las 200 hectáreas y una producción aproximada de 500.000 litros.


El consumo se sitúa cerca de los cuatro litros por persona y año, frente a los 98 litros de cerveza que figuran como media anual, en un país donde, según los medios de comunicación, el vino está de moda entre las clases medias y altas.

La mayoría de las viñas polacas, con alguna excepción de las que se prodigan en las casas para autoabastecerse, son muy jóvenes, casi todas con menos de diez años y tantas castas, entre vitis vinífera e híbridos importados, que sería casi imposible enumerarlas todas. Domina en blancas, como en buena parte del centro de Europa, la riesling, a la que acompañan chardonnay, pinot blanc, pinot gris, gewürztraminer y las híbridas solaris (cruce de riesling y pinot gris con zarya severa y moscatel ottonel), hibernal (cruce de seibel y riesling), seyval blanc (cruce de seibel y rayon d´or) y johanniter (cruce de riesling, seibel, pinot gris y gutedel). Y en tintas, pinot noir, merlot, cabernet sauvignon y las híbridas régent (cruce de la blanca diana procedente a su vez de la hibridación de sylvanner y müller thurgau y la tinta chambourcin procedente de la seibel), zweigelt (cruce de blaufränkisch, la pinot noir del Este, y saint Laurent) y rondo (cruce de zarya severa y saint laurent).


Aunque el consumo de vino en Polonia se sitúa cerca de los 4 litros por persona y año (frente a los 98 de cerveza), según los medios de comunicación, el vino está de moda entre las clases medias y altas.


La mayor parte del viñedo polaco se localiza en el sur y el oeste del país, en provincias como Malopolska, Podkarpacie, Slask y Lubuskie, que se benefician de temperaturas más cálidas y cuentan con más horas de insolación, pero sin  olvidar el norte donde se ubica la bodega Turnau en Baniewice, una de las mejores del país, con 27 hectáreas de viñedo plantadas y excelentes vinos de riesling 2016, en la mejor línea de los buenos vinos centroeuropeos y el rondo-regent 2015, una explosión de fruta. Así como un vino de hielo sencillamente excepcional. Un tren del vino, que ya parece imparable.

José Luis Murcia

 
José Luis Murcia
Periodista. Presidente de AEPEV-FIJEV.

 

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