Marida mejor tu vida con vino

La presentación de esta ambiciosa campaña, con la presencia de la ministra del MAPAMA, y la mayoría de los representantes de sindicatos, organizaciones agrarias e industriales del vino, da el pistoletazo de salida a un intento de incorporar al sector más joven de la sociedad española, al consumo responsable del vino.
En primer lugar, manifestar mi total apoyo para potenciar mediante la difusión con el objetivo de que esta campaña dé los frutos esperados.
La Interprofesional del Vino de España es la promotora de esta iniciativa, financiada mediante las cuotas que abonan tanto elaboradores como industriales del vino, y apoyada institucionalmente por todos los sectores antes señalados.
Personalmente, siempre me ha llamado la atención el hecho de que a muy pocos jóvenes de 20 años les gusta el vino, pero, conforme va aumentando la edad, se van incorporando al vino de forma progresiva, hasta llegar a una edad, entre 40 y 50 años, a la que a la gran mayoría les gusta el vino de una manera u otra.
Si se consigue, mediante esta campaña, incorporar a la juventud al consumo moderado y placentero del vino, o adelantar la edad de consumo, habremos ganado varias cosas. No sólo se aumentará el consumo nacional, aumentando el número de consumidores, sino que, además, fijará consumo, pues, una vez introducido, se suele ganar un consumidor de por vida. Ahora mismo, cada persona mayor que fallece es un consumidor que perdemos, pues el consumo está muy localizado e interiorizado entre la población de mayor edad. Hay que llegar a consumidores más jóvenes, para garantizar el futuro del sector.
Uno de los primeros objetivos, para conseguirlo, es eliminar el mito extendido de que hay que saber de vino para poder consumirlo. Después, dar unos vinos alegres, frescos, fáciles de beber, agradables al paladar. Con burbujas o sin ellas, pero que apetezca beberlos y no tengan una excesiva graduación. Ya habrá tiempo para vinos más complejos, y precisamente será el tiempo quien los vaya introduciendo en esas referencias más “serias”, más potentes y más variopintas en aromas, boca o retrogusto. Si a un joven le empiezas a introducir en el mundo del vino con vinos potentes, de altas graduaciones y queriendo que aprecien taninos dulces, frutas del bosque, vainilla y tostados de la madera, lo más probables es que lo deje de lado y se vaya a algo que no le dé problemas. La cerveza, por ejemplo, una bebida sin problemas, mejor o peor, pero que lo único importante es que esté fresca y tenga un sabor medianamente bueno. El resto, en el público general, no importa; una bebida sin problemas.
Exactamente eso le tenemos que dar a nuestra juventud, una bebida fresca, sabrosa que entre bien y sin problemas.
Tiempo tendremos de comentar estas cosas, de momento solamente apoyar incondicionalmente estas iniciativas y ponernos a disposición para lo que sea necesario. Y desear la máxima suerte y efecto a este proyecto en el que tanto nos va.

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