Los vinos también son para el verano
En el comentario de la semana pasada elogiaba el trabajo desarrollado por la denominación de origen portuguesa de Douro y Porto, creada por el marqués de Pombal en 1756, a favor del consumo entre los jóvenes de este apreciado vino que, al igual que Jerez, ha sido durante muchísimos años signo de distinción de las clases más elevadas de los países europeos y Estados Unidos.
Sin embargo, sus mentores han cambiado y las nuevas generaciones piden otro tipo de productos, menos elitistas y más cercanos. Buena prueba de ello es que allá por 2006, la empresa Taylor´s, de origen escocés pero ampliamente arraigada durante siglos en Oporto, sacó al mercado el primer rosado amparado por la denominación, al que han seguido otros. El producto, tanto formando parte de cócteles como tomado solo muy frío, es todo un éxito en el lujoso restaurante Barão Fladgate de la propia bodega y convierte en una delicia las vistas al Duero y a la Ribera desde sus ventanales.
Por la misma senda han caminado los vinos blancos de Oporto, mucho más antiguos pero prácticamente desconocidos fuera de Portugal. Los blancos viejos de añada son una delicia para compartir en verano bien fresquitos, pero los más jóvenes, con siete años a sus espaldas, resultan ideales para cócteles como el portonic o similares. Espectáculos como el que ofrece el Espacio Porto Cruz, frente al puente de San Luis en Oporto, son una delicia, especialmente su terraza Lounge 360, plagada de jóvenes con un cóctel de Oporto en la mano.
La decisión hace unos años de hacer más asequibles el consumo de los finos de Jerez y Montilla-Moriles (en este caso, Bodegas Robles ha dado un fuerte impulso con su fino Piedra Luenga o el PX del mismo nombre) ha acercado más al público joven unos vinos que se habían quedado en tierra de nadie sin saber si dar un paso adelante. Inventos como el rebujito y otros han servido para popularizar unas bebidas que de otra forma tendrían más difícil su salida.
Bendito Lambrusco que ha permitido que muchos jóvenes se inicien en el mundo del vino, conozcan el moscatel y otros vinos de fácil consumo y terminen por abrazar un sector que está ávido de su presencia. Bendito tinto de verano que ha permitido la competencia a otras bebidas alcohólicas de mayor graduación o a la cerveza que, al estar regida por menos manos, es más agresiva en sus campañas de marketing.
Y benditos finalmente los vinos rosados, que prácticamente han triplicado su consumo en el mundo en pocos años y se han adueñado de buena parte de los mejores rincones de los restaurantes gracias a su versatilidad y a su atractivo enológico. Junto a ellos, los vinos blancos frescos y los tintos jóvenes cubren un amplio espectro que permite al consumidor tener dónde elegir y demostrar que el vino es también una excelente bebida de verano, como recientemente reivindicaba en estas mismas páginas Javier Sánchez-Migallón.
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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