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Los Premios Mezquita galardonarán al autor del vino más puntuado

El 15 febrero, 2017

Hace algunos años, en torno a la década de los 90, unos cuantos iluminados comenzaron a hacer popular la denominación vinos de autor.

La verdad es que se trataba de una de las tantas operaciones de mercadotecnia del mundo del vino para significar que, como en el caso de la alta cocina, especialmente de la cocina de vanguardia, aquel producto había sido elaborado por un enólogo, generalmente un enólogo-estrella, la gran mayoría no lo son ni pretenden serlo, al que había que rodear con la aureola de genio.

La realidad, la auténtica realidad, es que la expresión no podía ser más desafortunada, ya que todos los vinos tienen autor. No conozco ninguno que se haga solo. No hay ningún vino que se autovendimie, se autotransporte, se autovacie, se autofermente, se autoestabilice y se autoembotelle. Igual que no existe cocina anónima, ni siquiera una modesta fritura de pescado, no existe el vino anónimo. Todos tienen autor. Y los Premios Mezquita, en su vigésimotercera edición, pretenden dar a conocer al enólogo que obtenga la mayor calificación entre todos los vinos presentados.

Manuel López Alejandre, alma mater de estos premios desde la fundación Aula para la Cultura del Vino, entrega también una distinción anual a la Mejor Tabernera de Córdoba, por aquello de que detrás de cada tapa está la mano de quien la elabora. Con esa filosofía, el ex secretario general de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, quiere que el autor o autora de esa gran obra de arte que es un buen vino salte del anonimato.

Manuel es consciente de que el Premio no está exento de riesgos. En casi todos los concursos, nacionales o internacionales, la mayor parte de los puntos van a parar, por este orden, a los vinos fortificados, después a los tintos y espumosos, luego a los blancos y el farolillo rojo suele dejarse para los rosados, uno de los vinos de mayor complejidad enológica y curiosamente menos valorados, según señalan algunos técnicos en la materia como Emiliano Zamora, Pablo Osorio o Susana López Mendiondo.

Pero lo importante, como dice López Alejandre, es comenzar. Y en ello están. Por lo pronto, el premio ya está convocado, junto a las bases de uno de los concursos con mayor tradición y raigambre de los celebrados en nuestra geografía. Los vinos premiados llevan el nombre de Córdoba y su Mezquita por los cinco continentes, sirven como plataforma de introducción en un mercado cordobés, tan amplio como complejo, en el que el turismo tiene mucho que decir. Buena prueba de ello es el éxito de la vinoteca del Mercado de la Victoria, que con tanto éxito regenta Ana Valero.

Y es que los Mezquita son mucho más que un Concurso, muchísimo más que un Premio, mucho más que un Diploma…es una filosofía senequiana de la vida en la que el vino es objeto hedonista que nos invita a beber y conversar en cualquier momento del día. Y para cerrar el círculo, esta edición tendrá como escenario el hotel Eurostar Palace, de cinco estrellas, una novedad aportada gracias a la negociación de la directora del Concurso, Concha Torrecilla, con la dirección del establecimiento.