Los franceses siguen vertiendo nuestro vino

Hace un par de días pararon a cinco camiones de vino en la frontera francesa, con destino a Austria; dos de ellos los vaciaron completamente, los otros tres, en parte, y pintaron las cisternas con espráis.
La costumbre de no seguir la legalidad desde hace años la tenemos siempre que pagar los españoles, y ¡ya está bien! La libre circulación de mercancías es algo reconocido y autorizado en toda la Unión Europea, y se deberían tomar medidas, las necesarias y precisas, para que ese derecho que tenemos todos los europeos se cumpla.
Esta vez, incluso, tuvieron la desfachatez de parar los camiones, y llamar a la prensa y la televisión para que fueran testigos presenciales del vertido ilegal de nuestro vino. Para más inri, la policía francesa estaba presente, y al no intervenir, consintió la comisión del delito ante sus propias narices.
La queja de los agricultores franceses es la “posible” bajada de precios de su vino, un vino que ellos venden a 70-80 euros hectólitros y que España vende a 30 o 40 euros hectólitro. Como si nosotros tuviéramos la culpa. ¡Ojalá nos compraran a nosotros el vino a 80 euros!, les aseguro que somos los más interesados en que se cumplan esos precios. Por tanto, es absurdo lo que hacen.
Un vino, además, que no era para ellos, no era competencia directa ya que no era para Francia, su destino era Austria. Lo que pasa es que cuando la masa y la chusma se desmadran, y las razones se quieren imponer por la fuerza debido a una manifiesta incultura, dialogar e intentar entrarlos en razones es, por supuesto, imposible.
Ahora vendrán propuestas, quejas diplomáticas y, como siempre, quedará en nada. El susto a los camioneros, trabajadores que solamente cumplían con su obligación y encargo, la pérdida de dinero y tiempo, eso, nadie lo recordará en unos días y de nuevo la barbarie de nuestros vecinos campará a sus anchas, aunque, como siempre, no valdrá de mucho.
Nosotros, también como siempre, protestaremos durante unos días y tampoco pasará nada. No le hemos hecho boicot a sus productos en los supermercados, o simplemente cerrar las grandes superficies de alimentación dominantes en España y que son de capital francés.
Y seguiremos aguantando que por su falta de grado, adulteren artificialmente sus vinos con azúcar, campaña que deberíamos hacer a nivel mundial, diciéndole al mundo entero que los vinos franceses no son naturales como los españoles, que los adulteran artificialmente echándoles un producto diferente y que no proviene de la uva, como es el azúcar, mientras que nuestros vinos son totalmente naturales y procedente íntegramente de uva.
No estaría de más comenzar por estas cosas y que a los españoles se nos oyera; decirles estas cuatro verdades a quienes consienten, arropan y disculpan que los actos vandálicos predominen antes que la legalidad.
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Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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