Las vendimias van terminando
Si hablamos de calidad, buena o muy buena, aunque con matices. Si nos referimos a cantidad, de las más difíciles de evaluar desde hace muchos años
Aunque aún nos quedan algunas semanas de vendimia, según la zona, poco a poco van terminándose en las diferentes zonas vitivinícolas españolas.
Parece que la calidad, o más bien, el estado fitosanitario de la uva ha sido muy bueno en términos generales. No quita que en zonas más húmedas haya aparecido algo de pudrición, pero sin importancia. También es general el poco grado, a veces demasiado poco; algo que no ha mejorado con el paso de los días.
Como defecto, también muy generalizado, la falta de acidez total, debido al intenso y continuado calor, y a la falta de diferencia térmica entre el día y la noche, con lo que se bloqueaba la fotosíntesis y no se hacía con normalidad. Defecto fácilmente corregible, aunque conlleve un esfuerzo económico.
En cuanto a la cantidad, muy difícil de acertar este año, por la gran disparidad dentro de la misma comarca.
Les pongo como ejemplo la zona donde vino, en el término municipal de mi población hemos tenido sequía, fuerte sequía que nos hacía temer lo peor. Sin embargo, luego vinieron tormentas, lo que causó daños por pedrisco en ciertas zonas. Días de tormentas donde algunas zonas han recibido 30/40 litros por metro cuadrado durante agosto y septiembre; otras, colindantes, ni un solo litro o cantidades ínfimas. Luego hay muchas zonas de regadío y otras muchas que se han reconvertido… Cómo verán, en un mismo término hay contraste de situaciones y cada una conlleva una evaluación diferente de cosecha.
Esto ha pasado en muchas zonas y hace poco menos que imposible acertar con una cantidad de cosecha posible.
Sí les digo, sin embargo, que la cosecha va a ser muy similar a la anterior y si hay diferencia será pequeña. Ni vamos a tener un cosechón, ni la merma va a ser como para calificarla de mala cosecha. Podemos tener una cosecha entre 41 millones de mínima y 45 de máxima; el año pasado tuvimos 43,6. Por tanto la diferencia, aunque hay que tomarla en cuenta, no será decisiva a la hora de evaluar el cómputo general de cosecha y de comercialización de lo producido.
El precio de la uva, como cada año, bajo para unos, demasiado para otros, según quién lo mire. Yo creo que si el precio es bueno o malo, se ve al final de campaña, cuando se sacan resultados, al ver si hay ganancias o pérdidas, tanto en una parte como en otra. Por término general ha subido con respecto al año pasado, entre un 10 y un 15%.
Lo que hay que esperar, y tiempo tendremos de comentarlo en estas líneas, es que la comercialización funcione regularmente, que a precios interesantes para todo el mundo podamos exportar y sacar la cosecha adelante, y luego, ya veremos la cuenta de resultados. Yo, sinceramente, no veo una campaña excesivamente conflictiva a la hora de comercializarla, siempre que los precios sean competitivos y los números le salgan a todo el mundo.
Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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