Las denominaciones de origen buscan solución al consumo de vino
Pues no parece que las campañas de promoción del consumo de vino iniciadas hace tres años por parte de la Federación Española del Vino (FEV) y la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECV) hayan tenido el efecto deseado.
De momento, el consumo interno continúa a la baja, los jóvenes siguen estando cada vez más lejos del vino y la elaboración de libros de recetas y el uso de imágenes de famosos en prensa generalista y de estilo de vida apenas ha tenido efecto.
La CECRV en su última reunión en Alcázar de San Juan ha echado la culpa a las normas prohibicionistas de la Unión Europea y a las políticas antialcohol de las OMS y de los países miembros de la Unión. Y no les falta razón, aunque yo creo que esas políticas son las mismas para Dinamarca, país sin tradición vitivinícola, que dobla nuestro consumo o para Holanda o Reino Unido que beben más vino que en España de media.
Hay otras razones, poderosas razones, que están llevando a los ciudadanos españoles a alejarse del vino. Algunas podemos encontrarlas en problemas del pasado, achacables al propio sector, por presentar el vino como un producto elitista y apto solo para entendidos y al alejamiento progresivo de los jóvenes. Echar la culpa al precio del vino en bares y restaurantes ya no cuela por varias razones. En España el vino es más barato, en líneas generales, en la restauración que en cualquier país de nuestro entorno, si exceptuamos Eslovaquia y algún otro. Hay muchos bares y vinotecas que sirven buen vino a buen precio y en buenas copas a lo largo de toda la geografía.
¿Qué está ocurriendo entonces? Pues varias cosas. En primer lugar, la cerveza, los refrescos y las bebidas isotónicas le han ganado de lleno la partida al vino y se han llevado a los jóvenes a su regazo. El mundo del vino ha sido incapaz de comprender que sus consumidores habituales se están muriendo o se encuentran ya criando malvas en el camposanto sin que se haya producido el relevo.
¿Qué hacen los poderes públicos, las autoridades académicas o el propio sector por acercar el vino a sus potenciales consumidores? Lo ideal sería que no hicieran nada, pero el problema es que lo que hacen es contraproducente. Todo lo que lleva alcohol es bebida diabólica y como tal hay que actuar contra ella. Se prohíben catas en algunas universidades con el pretexto de que pueden inducir al consumo de alcohol, justo cuando algunos países como Polonia o Rusia han promocionado el consumo de vino para acabar con los elevados índices de alcoholismo entre su población. No se promocionan festivales de música y vino para los jóvenes, encuentros donde la cerveza tiene un gran caldo de cultivo y se es timorato hasta para presentar programas tan interesantes como Wine in Moderation.
En definitiva, basta ya de paños calientes. Ha llegado la hora de que el sector dé un puñetazo en la mesa de las Administraciones públicas y les haga ver que están jugando con fuego contra empresas que se dejan la piel por crear riqueza y solo pueden hacerlo allende nuestras fronteras. Conviene arrancar de Agricultura un compromiso claro de que harán valer argumentos como el consumo moderado de vino contra las políticas talibanes de Sanidad. Mientras tanto, las reuniones del CECRV solo servirán para quejarse y no para encontrar soluciones.
José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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