La venta y bebida de vinos en Navidad
Estamos en los días en los que, probable y proporcionalmente, más vino embotellado se venda de todo el año. En este aspecto, tenemos ganada la partida, pero tendríamos que saber aprovecharla con más intensidad.
Si juntamos vino, cava, espumosos, etc., sin hacer referencia a datos exactos, seguro que se supera con creces la venta de, por ejemplo, cervezas o sidras.
Muchos son los hogares españoles que en estas fechas brindan con una botella de cava o vino. También es normal y casi clásico, que quien más o quien menos lleve esa botella del vino que le gusta, que le han recomendado o que conoce, como aportación, igual a la cena familiar que a la de amigos. Y se puede convertir en tema de conversación ameno. Aunque puede ocurrir también lo del “entendido” en vinos, que siempre pondrá la pega, el acento o la discordia en la conversación.
Pero no hablamos solo del vino, en la mayoría de las mesas se brinda con un cava o espumoso. ¿Cuántas botellas se descorcharán con el sinónimo de alegría, felicidad y buenos deseos, siempre con la mirada puesta en la esperanza del futuro?
¿No podríamos aprovechar este tirón para ganar adeptos al vino? La oportunidad que se nos brinda, y nunca mejor dicho, es excepcional. Hay buena disposición por parte de quien lo está bebiendo: tiene en sus manos una copa adecuada; un vino bueno, con más calidad que la que normalmente puede tomar; acompañado de buenas y suculentas comidas; y está rodeado de las personas queridas. El escenario es incomparablemente bueno.
Ojalá se nos dieran estas circunstancias más a menudo y las supiéramos aprovechar debidamente. Lo extraño es que una gran parte de esas personas que beben vino, buen vino, que hablan de él, lo disfrutan y paladean, luego pueden pasar el resto del año sin catar una sola copa de vino. De otra manera el consumo subiría seguro en España. Si a todo aquel que en estas fechas toma vino, pudiéramos hacerlo consumidor más o menos habitual, estoy seguro de que aumentaría en más del doble el consumo actual. Cómo hacerlo es la gran pregunta de difícil respuesta. Cultura del vino, desinhibición de tabúes… Muchas otras cosas.
Que cada uno de nosotros se comprometiera en este próximo año a atraer nuevos consumidores a nuestro mundo no sería mal paso para comenzar.
Brindemos entre todos por los mejores deseos y esperanzas de este próximo 2014, olvidándonos de los peores tragos del año que termina. Desde El Correo del Vino, en nombre de todo nuestro equipo, como director, elevamos nuestras copas brindando con todos ustedes con el deseo de que se cumplan todas estas esperanzas.
Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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