La grandeur se llama Prowein, Fenavin y WBWE, no Vinexpo
La XVIII Edición de Vinexpo, que se celebrará en la ciudad de Burdeos entre los días 14 y 18 de este mes de junio, atrae a 2.350 expositores procedentes de 42 países de los sectores del vino y las bebidas espirituosas.
Desde prensa de la feria se anuncian 48.000 visitantes en estos quince días de feria, fastos y actividades lúdicas en todo el entorno bordelés ¿Pero es Vinexpo, pese a esos números, el ansiado evento que esperan los bodegueros para vender su producto? Pues no.
De un tiempo a esta parte tenemos que distinguir entre feria y salón. En la primera, compradores y vendedores se reúnen bajo un mismo techo para hacer negocio. Los primeros, mejor si no tienen presión, ven las marcas expuestas, las prueban y si les gusta inician la compra. En el salón, los expositores muestran un producto dirigido a cliente final que es abordado por sumilleres, restauradores, curiosos y seguidores del mismo pero donde el negocio, en general, brilla por su ausencia, ya que el evento hace más de escaparate que de mostrador. Y Vinexpo ha ido derivando con los años de feria a salón.
Es cierto que Francia, con toda su grandeur, siempre será el país de referencia vitivinícola en el mundo, máxime cuando el entorno de la feria se celebra en un área como la de Burdeos que encierra gran parte de las mejores y más afamadas bodegas del mundo. Una cena en Château Margaux, visitas a Saint-Émilion, Graves o Sauternes, citas en las bodegas más míticas donde se muestra a los sumilleres de la zona (ya convencidos de que sus vinos son los mejores y sin parangón en el mundo) vinos llegados de los más lejanos rincones del planeta, presencia del presidente, del primer ministro o cuando menos del titular de Agricultura…Burdeos es, ante todo y, sobre todo, un espectáculo. Un salón. Pero no una feria. Y menos una feria como se conoce en el mundo del vino. Más bien es una gran fiesta.
Pero vender, lo que se dice vender, cerrar contratos o simplemente iniciar el camino para llevarlos a cabo es lo que hace Prowein en Dusseldorf. Allí sí se dan cita los comerciales de las bodegas con compradores llegados expresamente de todo el mundo para conseguir un producto concreto. Y esa sí es la esencia de una feria. Por eso, Prowein es la referencia global de las ferias de vino. En España, la referencia es más que obvia y se llama Fenavin. En ella se concentra durante dos días y medio la práctica totalidad de la oferta española de vinos y cada minuto es un constante trasiego de hombres y mujeres de negocios que se reúnen con los comerciales de las bodegas para cerrar tratos. Y, por último, en el mundo del vino a granel que, según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), mueve alrededor del 38% de las exportaciones mundiales, se da cita alrededor del 70% de esa oferta y llegan compradores con capacidad para absorber la práctica totalidad del vino que se exhibe. Son FERIAS, con mayúscula. Las ferias de referencia. Los salones, y Vinexpo es un salón, son otra cosa.
José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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