La esencia volcánica en los vinos
Un recinte reportaje de Daniel Scheffler en el periódico South China Morning Post y una reciente visita mía a la isla de La Palma han servido de inspiración para el desarrollo de este artículo que tiene como objetivo principal reivindicar la originalidad de los vinos elaborados con viñedos ubicados en zonas volcánicas.
Entre ellos se encuentran lugares tan atractivos como Burdeos, Napa Valley, Stellenbosch o nuestras Islas Canarias. Y es que como asegura Scheffler “la esencia del vino es una aventura romántica”.
¿Y qué tienen los suelos volcánicos que no tengan los demás? Alain Graillot, uno de los impulsores de Crozés-Hermitage en las francesas Costas del Ródano con la uva syrah, asegura que los mejores vinos se obtienen cuando la naturaleza te lleva al límite. Es el caso de muchos suelos de este tipo que soportan el viñedo en terrazas excavadas en montes, rodeados de barreras de piedra para frenar los vientos, entrelazados en cordones interminables a modo de espaldera natural o hechos una corona sobre el suelo para frenar también las inclemencias meteorológicas. Todos estos accidentes unidos a suelos pobres dan al viñedo un carácter especial que lo hace único.
En el área italiana de Soave, cerca de la ciudad italiana de Verona, crece la variedad garganega que se aclimata a un suelo volcánico formado por arcilla, greda y cantos rodados con escasa materia orgánica que dan personalidad a vinos de estructura ligera, pero ricos en aromas primarios y en tonos minerales.
Este esquema se repite en zonas como los Altos del Golán, en Israel, territorio ganado a Siria durante la Guerra de los Seis Días en 1967, en Sicilia donde los viñedos crecen en torno al temido Etna, siempre con actividad volcánica, o en Cabo Verde donde surge el maravilloso milagro de los vinos de la isla de Fogo.
La vecina Portugal cuenta con los vinos de Madeira, menos conocidos internacionalmente que los vinos de Oporto, pero tan complejos, originales y exigentes como ellos. Variedades como la boal, la malvasía, la verdello, la sercial o la negra mole son algunas con las que se elaboran algunos de los mejores vinos fortificados del mundo, una tradición ancestral en la isla lusa.
Y en España, Canarias, unas islas formadas y conformadas mayoritariamente por suelos volcánicos, dan lugar a excelentes vinos. La isla de Tenerife cuenta con cinco denominaciones de origen que aportan su granito de arena a la originalidad y diferenciación de los vinos españoles. Ocurre en el Valle de la Orotava donde marcas como Suertes del Marqués han señalado un antes y un después en la proyección internacional de sus vinos o en Tacoronte-Acentejo con el buen hacer de Viña Norte y sus Humboldt; algo que han refrendado otras bodegas en la isla de La Palma como Juan Matías Torres gracias al esfuerzo de su hija Victoria que ha impulsado unos vinos de corte moderno elaborado, en parte, con técnicas ancestrales como los lagares de madera; o Teneguía donde Carlos Lozano, enólogo y maestro de enólogos de la isla, ha dado vida a la malvasía o Eufrosina Pérez, una empresaria vitivinícola que ha elevado el albillo a categoría de arte. O Lanzarote con bodegas como El Grifo o Los Bermejos que son santo y seña de la isla. Es la magia del volcán.
José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
|
Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
Suscribirse
Reciba nuestras noticias en su email