Historias que contar con vino
“Vino con historias que contar” o “tengo una historia que contarte” son los lemas sobre las que gira la campaña de publicidad iniciada por la Denominación de Origen Valdepeñas hace unos días con la emisión del programa “Atrévete” de Cadena Dial y que estará vigente, inicialmente, hasta final de año en diferentes soportes nacionales y regionales.
El actual presidente, Jesús Martín Rodríguez, se ha comprometido a que, después de varios años de parones e intermitencias, la presencia de esta indicación de calidad tenga la continuidad para que pueda generarse el poso debido en los receptores.
La agencia encargada de la realización de las cuñas de radio y de los originales de prensa, la toledana Tangente, se ha centrado en tres parejas de diferentes edades para transmitir lo que cada una de estas tres generaciones es capaz de transmitir sobre los vinos de Valdepeñas, una de las denominaciones de origen más antiguas de nuestro país, dado que data de 1932, aunque fue reconocida definitivamente en 1968.
Es más, esas “historias que contar” se centrarán en aspectos históricos, apoyándose en hechos como los restos de pepita de uva encontrados en el yacimiento ibérico del Cerro de las Cabezas que dan testimonios de cerca de 3.000 años de este cultivo en la comarca; o en el acontecimiento histórico de que con las alcabalas que Carlos III cobraba por comercializar vino de Valdepeñas en la Villa y Corte se ayudó a sufragar la construcción de parte de las Puertas de Alcalá y de Toledo de Madrid.
En la presentación en sociedad se me vinieron a la mente las etiquetas del vino “Matsu”, en las que se juega precisamente con la edad de las personas para significar la edad de los vinos, aunque quizá lo que más sorprendió a los asistentes fue que cerca del 40 por ciento de las cuñas de radio se tengan que dedicar a reflejar que la campaña se realiza con fondos de una institución, algo que debería subsanarse, en parte, colocando estas menciones al final con algún efecto que casi separara las dos piezas.
Fuera de estas apreciaciones, está claro que la DO Valdepeñas necesita definitivamente una vuelta de tuerca para retomar posiciones de privilegio en el panorama nacional, donde históricamente ha sido durante décadas la segunda más importante en reconocimiento espontáneo y ventas, pese a que ahora transita varias posiciones más atrás. En 1996 tuve la suerte de participar en el viaje de presentación a Madrid de “La Nueva Generación de Vinos de Valdepeñas”, con la que se quería acabar con todo tipo de clichés sobre estos vinos e incidir sobre el carácter varietal que empezaba a primar y que hoy en día es absolutamente imprescindible.
Pues bien, trabajo no le falta a esta institución, porque, 20 años después, la situación es aún peor con muchas denominaciones de origen que superan con creces los esfuerzos económicos y de personal a Valdepeñas y con marcas jóvenes que se han convertido en genéricos de vino de nuestro país. La verdad es que ni siquiera se nombró la aportación a la campaña por parte de la Diputación Provincial de Ciudad Real, que, históricamente, ha girado en torno a los 30.000 euros anuales, aunque también estuvo presente la Junta de Castilla-La Mancha a través de su consejero Francisco Martínez Arroyo.
Sin duda, el vino es una bebida milenaria en torno a la cual han surgido infinitud de historias. Como diría un español moderno de los que cierra tratos en el extranjero, “pocas veces se ha cerrado un negocio con un vaso de agua” y desde luego el ambiente que se crea con una botella de vino no se crea con otra bebida. Y, si no existiera, habría que inventarlo, aunque hubiera que elaborarlo en la Luna, como se ha aventurado a decir estos días un importante bodeguero.
Porque cada vino siempre lleva implícita una “historia que contar”: de las gentes que cultiva la vid, de un terreno, de un suelo, de una tradición y de quienes lo elaboran, lo cuidan, lo miman y lo ponen en el mercado, aunque yo prefiero la otra parte de la acepción de la frase, la que puede hacer referencia a las historias y los momentos únicos que podemos empezar a contar con muchos vinos, porque, como una vez escuché en un video corporativo de una bodega de Valdepeñas, “los vinos, como los hijos, siempre nos enseñan algo”.
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