Hay que erradicar las producciones de 50 o 60.000 kg/ha
Es hora de tomar medidas para que no se vuelvan a dar estas producciones, aunque sea una medida impopular, para que estas cifras no se conviertan en la tónica general en años sucesivos.
Una vez terminada la vendimia y tras observar lo que ha sucedido en determinados puntos de las zonas más productivas, creo que debemos erradicar del mercado estas producciones si lo que queremos es seguir hablando de calidad.
Este año hemos llegado a picos de 50 y 60 mil kilos por hectárea. De ahí que nadie se extrañe si luego tenemos vinos con 8 o 9 grados, vinos insustanciales, desequilibrados, … vinos que no valen para nada.
De esta forma nos vamos a cargar, nuevamente, lo que tanto nos está costando remontar, por ejemplo, en La Mancha. Un esfuerzo por elaborar vinos con una calidad que se pueda comparar con cualquier otra zona. Lo cierto es que se están haciendo grandes vinos pero, si detrás tenemos la rémora de estos otros vinos, que son la mayoría, el consumidor nos volverá a dar la espalda.
Esto es así, por mucho que oigamos en los medios de comunicación, entre otro, que la calidad de los vinos de este año es excelente. Mentira. Al menos no de forma generalizada. Sé que esto que digo no es correcto y que habrá quien me critique, pero en el fondo sabemos que es así. Habrá buenos vinos, por supuesto, no lo dudo, pero ¿qué hacemos con los millones de hectolitros que no son buenos? Dejo en el aire la pregunta.
Pero será mejor intentar solucionar el problema que quejarse, aunque la solución es sencilla por un lado y complicada por otro. No creo que todo se deba centrar en legislación y en la política, medidas que pueden ser necesarias, pero no suficientes. Legislar una producción máxima puede ayudar, pero ya sabemos lo que puede pasar, y es que si ponemos un tope de 25.000 kilos, que no es poco, todas las viñas tendrán esa producción.
Creo que la solución pasa por el precio, más que por la producción. Si alguien quiere cultivar uvas con esos parámetros, perfecto, que nadie se lo prohíba, pero que sepa que ese vino (o producto procedente de la uva, ya que en muchos casos no se le puede llamar vino) tiene un destino y un precio concreto: mosto o alcohol.
Llevamos unas campañas en las que, con buen criterio, las bodegas y cooperativas comienzan a pagar uva por calidad, está bien, pero no es suficiente para este tipo de uvas de sobreproducciones. Me explico: Si entre una uva buena y una de sobreproducción, hay un diferencial, pero este es pequeño. La gente echa cuentas y prefiere 40 mil kilos a, por ejemplo, 2,70 grado/kilo, que 6.000 a 3 o 3,20. El diferencial no es suficiente y les sigue mereciendo la pena criar esos 40.000 kilos. Sin embargo, si la primera valiera 3,20 y la otra 1, por ejemplo, ya se lo pensarán.
Por tanto, la solución pasa por pagar adecuadamente la uva de calidad, para que sea rentable criarla; es un punto fundamental.
Quizá también sea hora de pagar el vino por litro y por calidad. No tiene por qué valer más un vino de 13 grados, por ejemplo, que uno de 11, cuando el de 11 puede ser mejor que el de 13. Ya saben que en muchos países el vino se paga por hectólitro, no por hectógrado. Está rémora nos viene de cuando se hacía vino para alcoholera, donde más que vino se compraban absolutos, pero esto ha pasado hace muchos años. Seguro que es tema de otro artículo…
De una manera o de otra, creo que es el momento de atajar este cáncer que nos mata. Yo he expuesto alguna solución, seguro que hay otras, pero lo que sí está claro es que o terminamos con estas producciones o estas producciones terminarán con nosotros.
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