España tierra de vinos
La semana pasada fue un placer leer el artículo del amigo Jose Luis y la entrevista de Susana en este medio.
El primero dio un repaso general al momento del sector del vino y dejó perlas y pistas interesantes. Ahí va una:
“Ese problema (los precios bajos), claro está, no se da en las cooperativas. Las que están bien gestionadas reciben una liquidación satisfactoria para los socios y las que están mal gestionadas cobran una miseria, generalmente por debajo de los precios de producción, y al viticultor solo le queda el derecho al pataleo”
O sea que los precios bajos también se dan en las cooperativas que tienen un peso impresionante sobre el precio medio nacional de la uva. Sin embargo, siempre se culpa al duopolio Solís/Carrión de los precios, aunque incide en la paradoja de que puede ser beneficioso para el agricultor cuando debería ser al revés, sorpresas te de la vida:
“Curiosamente, la guerra desatada entre Félix Solís y García Carrión, en una DOP tan prestigiosa, y ahora herida de consideración, como Valdepeñas, puede beneficiar a los viticultores a corto plazo. Esa especie de Falcon Crest, a la manchega, de quién es más poderoso, va a traer mejores precios en un año que, tras la infausta pandemia de la covid-19, se presenta esperanzador para todo”
Más que “Falcon Crest” parece “La guerra de los Rose”. Ahí lo dejo, pero ya sabemos cómo acaba.
Luis Hidalgo, en su extensa entrevista, deja caer opiniones, reflexiones y afirmaciones con las que se puede estar más o menos de acuerdo, y alguna contradicción. Es normal, pero si hay que esperar a tener viñedos de 180 años para subir precios ¡cuán largo me lo fiais! Rioja, zona a la que pone, con justicia, como ejemplo de impulso comercial aprobó variedades foráneas, en fin, no todo es blanco o negro.
En lo que comulgo totalmente, y he venido escribiendo sobre las nuevas tendencias de vinos sin intervención, es en esto:
“Al final los vinos naturales son vinos que tienen problemas y es la parte complicada. Para elaborar vino natural bueno hay que tener mucho oficio. Si no quieres usar sulfuroso y pretendes que ese vino aguante tres o cuatro años en botella sin defectos de ningún tipo, tienes que saber lo que haces”
Todo esto y unas preguntas de un periodista de radio me han recordado mis comidas con un director de exportación que siempre ha estado, y está, en bodegas de las grandes. Carlos –bilbaíno, futbolero y del Athletic- opinaba que lo primero a transmitir, –posicionar-, era España como país de vinos. Me contaba cómo Italia aprovechó “su” mundial de fútbol para hacerlo mediante vallas publicitarias estratégicamente situadas en los “córner” de los estadios como se puede ver en este video, aunque futbolísticamente nos duela.
Esa valla tuvo una audiencia acumulada de casi 27 mil millones de espectadores caseros, en 167 países. Costaría dinero, pero ayudó a posicionar a Italia como productor de vinos entre personas de todo el mundo y todos los poderes adquisitivos con un mensaje bien claro “VINI ITALIA” ¿para qué más? Sencillo y directo.
Hay que ir de lo general al detalle, de los cimientos a la decoración del salón, no al revés. Sé que es muy complicado hablar de posicionar en el mundo la Marca España como país de vinos con la maraña de organismos oficiales, extraoficiales, intereses políticos locales, disputas regionales que no interesan a nadie de fuera y que suponen un auténtico despilfarro de recursos públicos y privados.
Empecemos comunicando por medios de gran alcance, y hoy en día son muchos, que somos un país de vinos, asociemos “España y vino” en el obrero que compra en supermercados y en el potentado que cena en restaurantes de Estrella Michelin.
Consultor y enólogo
Enólogo que escribe a ratos sobre los temas de los que sabe algo, o eso creo.
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