Es el momento de la interprofesional para poner orden en el sector
Todavía algunos sesudos, de los muchos que abundan en el sector del vino, se preguntan la causa de que los precios medios de exportación continúen bajos cuando la cosecha 2015, según cifras de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), es asumible para el mercado con solo un 2% de incremento sobre la del año anterior y con cosechas moderadas entre los grandes productores.
El escenario internacional, y esperemos que estos sean los últimos coletazos, engulle los últimos resquicios de la histórica e infame cosecha de 2013 que inundó el mundo de vino, y en algún caso de vino mediocre, como consecuencia de una sobreproducción que sobrepasó los 53 millones de hectolitros, muchos de ellos conseguidos en emparrados de airén y tempranillo a los que se les aplicó la manguera hasta extremos insospechados.
Con ese panorama, el Ministerio de Agricultura proyectó una retirada de alrededor de 4 millones de hectolitros, con cargo al sector, que como por arte de magia, y haciendo bueno el refrán de “a la fuerza, ahorcan”, hizo desaparecer de la circulación con el único arma que les quedaba en la recamara: tirando los precios. El problema es que esos precios, probablemente elevados para la categoría del vino que vendían, repercutió en cadena en todo el sector del vino, incluidos los vinos a granel de calidad, pero también los envasados con IGP o DOP y hasta los espumosos.
Ahora, dos añadas después, cuando el panorama comienza a clarificarse y España anuncia una cosecha de 36,5 millones de litros de vino, a los que habría que añadir unos cinco millones de hectolitros más de mosto, es el momento de tomar medidas para que un problema como el acontecido hace dos años no se vuelva a producir. Y es ahí donde la recién nacida Interprofesional, que ya anuncia la aplicación de la aportación obligatoria para su mantenimiento, debe jugar un papel de supervisión, con controles de producción, pago de la uva por calidad con grandes penalizaciones cuando esta baje y posibilidad de almacenaje, sin caer en prácticas que restrinjan el libre comercio.
El máximo responsable de Cooperativas Agroalimentarias, Ángel Villafranca, que primero apoyó las medidas expuestas por el Ministerio de Agricultura y posteriormente las rechazó, aseguraba en declaraciones a los medios de comunicación que otros países como Francia o Italia producen la misma cantidad que España, en su año histórico, y nadie les dice nada. Pero es que Francia e Italia venden lo que producen y, además, compran buena parte de la producción en España, generalmente en las cooperativas, y después la reexportan a mejor precio. No es por tanto problema de cantidad sino de calidad y de saber vender. Y es ahí donde nuestro talón de Aquiles tradicional se resiente.
La puesta en marcha de una Interprofesional del Vino es una oportunidad histórica que el sector debe aprovechar en varias direcciones. Una de ellas en la apuntada de estimular, con precio, la calidad y otra, con la promoción interna del consumo de vino, campaña en la que deberán hilar fino para no molestar a los talibanes de Sanidad de la Unión Europea y la OMS. Con la Interprofesional se inicia un camino que ojalá y esté repleto de éxitos.
José Luis Murcia
Periodista. Miembro de AEPEV-FIJEV.
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Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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