El Vino es vino, para hombres y mujeres
Dirán ustedes que a qué viene ese título, ya que, efectivamente, el vino es el vino, sin más. Pero últimamente oigo algunos calificativos que no me gustan.
Cuando un vino es algo abocado, semi-seco, dulce y, sobre todo, de baja graduación, que tan de moda se está poniendo, procedente de mostos parcialmente fermentados, con 6-8 grados, lo denominan “vino de mujer”, “vino de señora”.
Aparte de que estimo que es una calificación totalmente machista, es, seguro, inapropiada desde todo punto de vista. Los que estamos en esto sabemos que hoy día la mujer está de lleno, por méritos propios, en el mundo del vino: directivas de grandes bodegas, enólogas con un mayor y merecido prestigio, consultoras, opinadoras, escritoras, etc. Pero no solo dentro del mundo del vino. Fuera hay consumidoras de vino muy entendidas, cuyo número va en aumento.
Es cierto. Pero traigo a colación este tema por un titular, que rezaba “El vino español tiene un reto: ponerse de moda entre las mujeres”, desde su perspectiva como compradoras de vino, sobre todo en grandes superficies. La mujer, en un alto porcentaje, es quien dirige la compra del hogar y quizá nos falte saber llegar a ella a la hora de que su familia consuma vino, como alimento natural y sano. Pero eso es otro tema totalmente diferente.
Siguiendo con el tema principal del artículo, vamos a ir desterrando esas calificaciones, o esas creencias. El mosto parcialmente fermentado, el vino, seco, dulce, semi, tinto, rosado o blanco, no tiene género a la hora de ser consumido.
Es una calificación, además de desafortunada, ilógica. Entonces, ¿es el vino tinto con grado y cuerpo, por ejemplo, el vino de los hombres? A nadie se le ocurre calificarlo así. ¿Alguien dice que ese es un vino de hombres? No, entonces tampoco corresponde lo contrario.
Muchos dirán, y realmente es así, que ese tipo de vino es más consumido, a día de hoy, por las mujeres. Probablemente. Y me avergüenzo como parte interesada del mundo del vino, ya que es más culpa nuestra que de nadie no haber sido capaces de inculcar la cultura del vino a todo el mundo por igual.
También entran en juego los prejuicios, pues muchos hombres, aun gustándole ese tipo de bebida, no la tomarán por el qué dirán. No obstante, esa denominación es falsa, por lo expuesto anteriormente y porque en realidad eso no es vino. Legalmente no se le puede considerar vino y por eso siempre pone “mosto parcialmente fermentado” o cualquier otra cosa pero nunca vino, porque no lo es. Por tanto es, por definición y por convencimiento, falso desde cualquier punto de vista.
Desmontemos palabras y frases que se relacionan con el vino y que no se deben utilizar. Hace un tiempo, un colaborador nuestro hizo un gran artículo sobre llamar “caldo” al vino. Sigamos por eliminar “vino de mujer”. Y a la vez, continuemos con la proyección cultural de nuestro vino, historia, cultura, salud y todo lo que queramos, pero el vino, antes, ahora y después es vino para toda persona, hombre o mujer, mujer u hombre. Desterremos palabras y expresiones machistas y sin fundamento alguno.
Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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