El vino a granel no es sólo grandes volúmenes

Los arquetipos no son nada bueno ni necesariamente responden a la realidad. Ni en el mundo del vino ni en ningún otro. Cuando hablamos de vino a granel y, por ende, del encuentro mundial de compradores y vendedores de vino a granel que celebra este n
Qué duda cabe que cuando damos cifras macroeconómicas como las transacciones comerciales de este segmento en el mundo que habrían superado en 2011 los 4.800 millones de litros por valor de 2.500 millones de euros, todos pensamos en enormes cisternas y contenedores. Pero vayamos por partes, las ventas clasificadas como vino a granel incluyen todas aquellas que se hayan realizado en envases superiores a dos litros, incluye pues las partidas de vino, generalmente sudafricano, australiano o francés, pero también español, destinadas a mercados tan elitistas como el de los países escandinavos. Allí, especialmente en Suecia, el vino es la bebida más común en los yates de lujo que, por operatividad y fácil conservación, optan por el uso generalizado del bag-in-box.
Por otra parte, regiones como La Mancha, Puglia o Languedoc-Rosellón, habituales productores de grandes volúmenes, acaparan exportaciones de cantidades importantes de vino, pero otras áreas geográficas como el Véneto en Italia, Castilla y León o Navarra, en España, y Burdeos o Borgoña, en Francia, elaboran vinos de primor que son destinados a la venta a granel, “porque cada vez son más los negociantes internacionales que optan por comprar vinos de calidad media-alta para abastecer mercados más exigentes.
A juicio de Vicente Sánchez-Migallón, director técnico de la World Bulk Wine Exhibition (WBWE), el encuentro mundial de compradores y vendedores de vino a granel, ese es uno de los caminos que quiere seguir el evento que anualmente se celebra en Ámsterdam, “ya que los grandes volúmenes tienen un mercado claro y competitivo, pero las posibilidades de los elaboradores que venden pequeñas partidas es cada vez más amplio y claro” y pone como ejemplo la subida de precios experimentada por aquellos que han vendido vinos monovarietales específicos o con denominación de origen o geográfica contrastada, “ya que son un referente de calidad en todo el mundo”. Sánchez-Migallón recuerda que en las dos primera ediciones de la WBWE, las bodegas con pequeñas elaboraciones eran prácticamente una anécdota y no pasaban de seis o siete entre España, Francia e Italia, pero las aportaciones de Argentina, Australia, Chile o Sudáfrica han servido también para espolear al mercado europeo, que se encontraba oculto y no había expresado todo su potencial de manera pública, lo que le va a suponer la generación de un valor añadido mayor.
En el vino a granel, como en el embotellado, el menor o mayor volumen no se traduce siempre en una mayor calidad, pero sí es cierto que existe un plus de exclusividad, generalmente ligado al de calidad, que el negociante y, por supuesto, el consumidor final están dispuestos a valorar y a pagar más. La subida del precio del vino a granel en el último año ha servido también para discernir los grandes volúmenes de las elaboraciones más exclusivas y la clasificación de vinos por calidad y demanda. Y todo ello va a redundar en beneficio del vino y, por supuesto, en la calidad que va a tener el comprador final que, en definitiva, es quien tiene la última palabra en cuanto a calidad y tendencias.
Y es que igual que vino a granel y embotellado conviven en perfecta armonía en los mercados internaciones, justo parece que las diferencias que ya existen en el primero a la hora de la oferta, comiencen a ser, también una realidad, en el segundo

Periodista. Miembro de AEPEV y FIJEV
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