Distinguir conceptos
En estos días en los que los vinos a granel están tan revueltos, hay que distinguir entre poco vino en las bodegas y poco vino en venta.
La intención de hacer esta aclaración deriva de ciertas frases que se suelen oír, como: “no hay vino, no queda vino”. Esto puede llevar a la confusión y al pánico. Cómo siempre se ha dicho, vino no ha faltado nunca, ni faltará.
Efectivamente, estamos ante una cosecha corta, ya que en España no llegamos a los 40 millones de hl. Es cierto que arrastramos excedentes que pueden compensar en algo esta merma de cosecha. También es cierto que las exportaciones siguen creciendo, y que en estos dos últimos meses se han realizado bastantes compras, con el fin de intentar acaparar vino por si la sequía merma de nuevo la próxima cosecha. Pero de estas afirmaciones, no se puede extraer la conclusión de que no hay vino.
Tenemos pocas existencias y, sobre todo, hay que pensar que, con buen criterio, los elaboradores y tenedores de vino en existencias han retraído sus ofertas, negándose a vender, en muchos casos a ningún precio. Al ver que el vino está subiendo, quieren esperar por si la tendencia se mantiene y mientras tanto no venden ni un litro de vino. Es normal, se mire como se mire. Usted que está leyendo esto, haría exactamente lo mismo sin dudarlo. También es cierto que hay mucho vino vendido, pero está en las bodegas aún pendiente de retirarse.
Es cierto que, de no cambiar las condiciones climáticas, se aproxima un futuro lleno de incertidumbres. Si hiela, puede haber daños; pero, sobre todo, si no llueve, la merma de cosecha puede ser también considerable, hablar de una merma de un 20% sobre 40 millones, nos llevaría a 32 millones, y con esta cosecha no quiero ni pensar lo que podría ocurrir, más aún si este porcentaje aumenta. Tómense esto como un ejemplo, totalmente ficticio, ya que no se puede avanzar nada, es solamente una simulación.
Tenemos por delante unos meses inciertos, donde la intranquilidad reina en el mercado y donde, como siempre, quiero hacer una llamada a la cordura, a la moderación y a que pensemos en el futuro con miras a largo plazo.
Si por culpa de estas malas cosechas los vinos subieran en exceso, ya sabemos lo que nos tocaría: pérdida de mercados y clientes, que serían reemplazados por otros operadores y luego sumar el trabajo que nos cuesta volver a recuperar esos mercados ocupados por otros vinos no tan variables en el precio.
Miro el futuro con intranquilidad ya que nadie, tal y como están las cosas, puede predecir qué pasará en los próximos meses.
Javier Sánchez-Migallón
Director Ediciones Albandea y El Correo del Vino
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