Directo al granel
Recta final de Fallas. El tráfico es un caos en Valencia, las calles están cortadas por las fallas, los niños juegan tirándose petardos los unos a los otros.
A veces, creo que estoy en la franja de Gaza por el fuego cruzado en el que me veo inmerso. Las calles están sucia, muy sucias. Hay mucho ruido. La gente se aglomera en la calle. Se nota que es una fiesta mediterránea, se come y se bebe en la calle. El vino, además de ser parte de nuestra gastronomía, también es parte de nuestras fiestas. Aunque no suele estar presente ni el mejor de los vinos, ni el vino en estado puro.
Y sigo pesado con mi razonamiento: hay que cambiar el chip, hay que abrir la mente. Pienso que no hay que ser arrogantes y decir que solamente el vino seco es lo único que hay que beber. Ni pensar que el vino en su máxima expresión es el único camino. No, no es el único camino. Pienso que existen otros caminos por descubrir.
Los romanos mezclaban el vino con agua de mar, y lo maceraban con flores. El vermú se dice que surgió de la mano de Hipócrates con su vino de hierbas. En la Edad Media seguíamos mezclando el vino, de hecho el médico valenciano Arnau de Vilanova ya hizo un tratado llamado "De Vinis" en el siglo XIII, un libro que ofrece un recetario de infusiones medicinales elaboradas a partir de vino.
Posteriormente, en una época más moderna surgió la sangría. Esta bebida cruzó las fronteras de tal manera que se ha tenido que proteger. Si no está elaborada en Portugal o España, no se puede llamar Sangría.
Existen grandes vinos para ser disfrutados. Existen diseños de copas que nos ayudan a mejorar esas sensaciones. Existen fusiones de comida que nos ayudan a que nuestro paladar saboree mejor. Pero para llegar hasta ahí se necesita un recorrido. Nadie nace enseñado. Y una manera para parender poco a poco podría ser mezclando.
Pero sobre todo no señalando con el dedo a quien decide hacer estos pecados enológicos. A quien no sepa, se le puede orientar, aconsejar, pero nunca burlar. Si nos burlamos de quien no sabe, preferirá optar la próxima vez por algo menos complicado. Y sería una lástima que se perdiesen este maravilloso mundo del vino.
Y concluyendo, pienso que lo mismo pasa con el vino a granel. Es el vino económico que nos podemos permitir beber todos los días. Ya sea en sus diferentes tipos de envases. No se puede pedir que todos los días sean de fiesta. Por eso, el vino a granel podría ser una gran solución para nuestras comidas y cenas en casa del día a día.
Me gusta ir directo al granel.
Arturo Blasco
Enólogo
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Licenciado en Enología.
Master en Dirección de Marketing y Ventas.
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