Claret, Clarete, Rosado y Otros

La Unión Europea va a autorizar una nueva regulación que eliminará la prohibición actual de la mezcla de vinos blancos y tintos para elaborar rosados

Una pregunta que el consumidor se hace muchas veces es la de cuál es la diferencia que existe entre un vino clarete y un vino rosado. En Burdeos, para designar algunos vinos emplean la palabra “claret”, palabra que incluso se ha utilizado como marca por parte de alguna bodega dentro de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Vamos a ver si somos capaces de aclarar todas estas denominaciones.

Empecemos por la designación “claret” o “clairet”. Éste es el nombre dado tradicionalmente en Inglaterra a los vinos de Burdeos y se emplea para designar a vinos tintos con una intensidad colorante media, que en nuestro país se denominaban antiguamente “ojo de gallo” o “aloque”. La indicación claret o clairet se emplea también en la Appellation d´Origene Controlée Borgoña.

En Francia, existe una variedad de uva denominada clairette o blanquette, a partir de la que se elaboran vinos blancos de calidad, con cuerpo, y también vinos espumosos. Vemos, por tanto, que en Francia la indicación claret o clairet se emplea para designar vinos tintos y la indicación clairette para designar vinos blancos tranquilos y en algunos casos vinos espumosos.

En España, se utiliza la palabra rosado para designar vinos elaborados a partir de uva de variedades tintas o a partir de la mezcla de variedades de uva tinta y blanca, las cuales se someten a un periodo de contacto de los hollejos con el mosto, previo triturado y se extrae el mosto por gravedad, “rosado sangrado”, o bien se prensa la uva directamente y en este caso se denomina “rosado directo”. El mosto se somete a un desfangado previo antes de la fermentación alcohólica y se vinifica con control de temperatura. Son vinos de color rosa y un aroma frutal (fresa, frambuesa), que son aromas de origen fermentativo (ésteres). Ésta es la denominación más generalizada en España para denominar este tipo de vinos.

Pero vamos a complicar la historia: en Rioja, convive la palabra “rosado”, con las de “clarete” o “clareta”. Estos vinos son producidos por las pequeñas bodegas, que se denominan coloquialmente como bodegas de cosecheros, y su método de producción en cuanto al tipo de uva utilizado no está definido por la D.O.C. Rioja, pero me voy a atrever a definir como se elaboran estos vinos en San Asensio, Cordovín, Badarán y otros pueblos de la Denominación.

El clarete, en Rioja, es un rosado directo, que se elabora mayoritariamente con uvas blancas y un porcentaje aproximado del diez por ciento de uva tinta, preferentemente garnacha. La D.O.C. Rioja exige un cincuenta por ciento de uva tinta para poder utilizar la designación rosado y el Real Decreto 1127/2002 impone, para poder utilizar la designación clarete, un mínimo del veinticinco por ciento de uva tinta en la elaboración del vino. Por tanto, la designación “clarete” está consentida pero no reglamentada, siendo el mercado de este tipo de vinos un mercado local. Antiguamente tenían un gran mercado en las provincias de Burgos y Valladolid.

El rosado no es un vino que desate grandes pasiones entre los críticos de vino y los conocedores e incluso muchas veces su consumo es ocasional en épocas calurosas: “sírvame un rosado bien frío”. Sin embargo, desde el punto de vista de producción, el buen vino rosado es muy difícil de elaborar y, sobre todo, que una vez embotellado conserve sus características, pues los vinos rosados son muy fácilmente oxidables debido a su bajo contenido en taninos, y con el paso del tiempo su color se vuelve naranja-marrón y pierde su aroma de fruta.

Para complicar más todo lo anterior aparece ser que la Comisión de la Unión Europea tiene el proyecto de autorizar la elaboración de vinos rosados a partir de la mezcla de vinos blancos y tintos. ¿No tienen otra cosa que hacer? La legislación española prohíbe esta práctica y en Francia sólo está autorizada para elaborar los “champagne rosados”. Está claro que el sector vitivinícola europeo, y particularmente el español, está en una encrucijada difícil, por las decisiones de la Comisión. Seguro que sin aplicar la nueva OCM en su integridad, ya están estudiando la nueva reforma del sector vitivinícola y sin dar solución a los verdaderos problemas existentes, como por ejemplo la incidencia de la elevación del grado alcohólico con sacarosa en la creación de los excedentes estructurales comunitarios del vino. Es más fácil con un poco de calderilla arrancar el viñedo y crear pan para hoy y hambre para mañana.

Esperemos que los Señores de la Comisión no banalicen los productos del sector vitivinícola. Si tradicionalmente se ha autorizado únicamente la mezcla de variedades tintas y blancas para la elaboración de vinos rosados, es porque no es lo mismo que la mezcla de vino blanco y vino tinto, indudablemente la calidad de los vinos se resiente y no favorece a nadie esta decisión. Por favor, estudien de verdad los problemas del sector y no tomen medidas para tratar de hacer frente a la competencia de los vinos de países terceros con medidas que no tienen ninguna justificación en la calidad de los vinos producidos y pueden influir negativamente en el sector.

Por favor, dejen nuestros rosados y claretes y que éstos se elaboren de la forma tradicional de siempre.