Castilla-La Mancha cobra protagonismo en la World Bulk Wine Exhibition de Amsterdam

Castilla-La Mancha es una de las regiones españolas que más ha avanzado en la calidad de sus vinos en los últimos años

La Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, región vitivinícola más grande del mundo con una superficie de viñedo superior al medio millón de hectáreas y una producción media anual de 20 millones de hectolitros, será la auténtica protagonista de la World Bulk Wine Exhibition de Amsterdam, que se celebrará los próximos días 9 y 10 de noviembre, ya que participará como Región Invitada y contará con alrededor de 40 bodegas y cooperativas de las 68 que han confirmado su asistencia hasta ahora.

El Ejecutivo que preside José María Barreda, y cuyo consejero de Agricultura y Desarrollo Rural es el conquense José Luis Martínez Guijarro, ha decidido optar por este Encuentro mundial al que tienen prevista su asistencia bodegas de España, Argentina, Italia, Chile y Francia, además de compradores procedentes de una quincena de países, entre los que se encuentra la francesa Castel Frères, que comercializa anualmente más de doce millones de hectolitros. Esta cifra, unida a la de otros compradores más o menos importantes, pero más modestos que la comercializadora gala, hace que la capacidad potencial de compra de los visitantes supere los 20 millones de hectolitros, mientras los ofertantes, hasta ahora confirmados, pueden ofrecer en conjunto alrededor de 14 millones de hectolitros.

Entre las empresas que ya han confirmado su participación en el evento se encuentran Bodegas Campos Reales, de El Provencio (Cuenca); Bodegas Casa Antonete, de Tarazona de La Mancha (Albacete); Bodegas Cristo de la Vega, de Socuéllamos (Ciudad Real); Bodegas del Saz, de Campo de Criptana (Ciudad Real); Bodegas Ibañesas de Exportación, de Casas Ibáñez (Albacete); Bodegas López Panach, de Villarrobledo (Albacete); Cooperativa San Antonio Abad, de Villamalea (Albacete); Cooperativa Nuestro Padre Jesús del Perdón, de Manzanares (Ciudad Real); Cooperativa San Ginés, de Casas de Benítez (Cuenca); Cooperativa Virgen de las Viñas, de Tomelloso (Ciudad Real); Cooperativa Nuestra Señora de Manjavacas, de Mota del Cuervo (Cuenca), Bodegas Altovela, de Corral de Almaguer (Toledo) o Cooperativa Nuestra Señora del Pilar, de Villanueva de Alcardete (Toledo).

Castilla-La Mancha, una de las regiones españolas que más ha avanzado en la calidad de sus vinos en los últimos años gracias a las inversiones tecnológicas y de capital humano realizadas por bodegas y cooperativas, tiene como misión principal lograr el despegue que durante años se le ha venido negando, igual que ha ocurrido con otras zonas tradicionalmente productoras de Aragón, Extremadura, Murcia o la Comunidad Valenciana, por la falta de imagen del vino español en general. Pero este hecho comienza a ser historia por el empuje comercial de las empresas, cada vez mejor consideradas en las guías de referencia y en las puntuaciones de los críticos, así como por la labor desarrollada por los impulsores de la Feria Nacional del Vino (FENAVIN), que han logrado en sólo cinco ediciones, situar esta feria como el referente internacional del vino español.

A su éxito ha contribuido, sin lugar a dudas, la decisión de su equipo directivo de apostar, desde el primer día, por atraer compradores hasta el recinto ferial. En estos momentos, en el mundo existen ferias públicas y privadas organizadas con la finalidad de buscar un encuentro entre compradores y vendedores o con la misión exclusiva de ofrecer imagen de marca; como hay ferias públicas y privadas que carecen de lo uno y de lo otro. En este caso, FENAVIN ha conseguido aunar las dos virtudes que debe tener una feria: Crear imagen del vino y posibilitar los intercambios comerciales.

La World Bulk Wine Exhibition, por su parte, no es una feria al uso. Es más, ni siquiera es una feria. Su objetivo se centra en servir de encuentro entre compradores y vendedores del vino a granel, que en el caso de España supone alrededor del 70% de la producción total, mientras en Castilla-La Mancha este porcentaje supera con creces el 80%, que llega hasta el 90% en el caso de las cooperativas. Las ventas en los vinos a granel no se realizan exclusivamente mediante cata de muestras sino más bien con la petición de vinos a medida por parte de los compradores en los que se especifica tanto la cantidad de vino demandada como las características exigidas tales como puntos de color, graduación, acidez volátil máxima y mínima, etcétera; razón por la cual, más que de feria, hablamos de encuentro. Esa es quizás la principal razón de llevarla a cabo en una ciudad que es centro neurálgico de los negocios de la Europa comunitaria, según sus promotores.

Vino a granel no es sinónimo de mala o baja calidad. Es simplemente otra filosofía y otra forma de vender, ya que hay empresas que se dedican a la compra de graneles para la elaboración de vinos aromáticos (vermú), mistelas o destilados; al embotellado con marca blanca para supermercados o grandes superficies, a la venta con marca propia del embotellador o a la exportación para su embotellado o envasado en el país de destino. Todo ello conforma un negocio que en las exportaciones españolas de 2008 alcanzó a un total de 900 millones de litros, por un importe cercano a los 310 millones de euros, alrededor de un 20% del valor de las exportaciones totales.

Estas cifras, que son sólo parte de la realidad de los intercambios comerciales de vino, se complementan con el potencial de venta de otros países vecinos como Alemania, Francia, Italia o Portugal, incluso con productores del denominado Nuevo Mundo como Argentina, Australia, Chile, Estados Unidos o Sudáfrica. Se trata, en definitiva, de casar operaciones entre compradores y vendedores con la finalidad de aumentar las transacciones vitivinícolas en un sector que, al menos hasta ahora, ha carecido de una referencia de transparencia pública.

José Luis Murcia

Periodista. Miembro de AEPEV y  FIJEV